Una de cada nueve mujeres desarrolla cáncer de seno a lo largo de su vida. Esto lo convierte en el tipo de cáncer más común que sufren las mujeres, y por tanto, uno de los más temidos. Su incidencia sigue en aumento, y si bien existen diversas posibilidades de tratamiento, aún no se sabe la manera efectiva de prevenirlo y curarlo. Y por lo general, el tratamiento termina con la pérdida de un seno.
Entre el 80& y 90% de los cánceres de seno se originan en los conductos de la leche. Tan solo un 5% de ellos se producen en las glándulas productoras de leche.
La herencia genética, la edad avanzada, la mala alimentación, el alcoholismo, el número de embarazos y tu historia menstrual influyen en tus posibilidades de desarrollar este cáncer.
El mejor y único tratamiento hasta el momento es su diagnóstico lo más temprano posible, es decir, cuando aún no se ha extendido a otros tejidos.
La mamografía es la técnica más precisa para diagnosticar el cáncer de mama en estado inicial. Es la única manera de detectar microcalcificaciones o asimetrías en los senos que indiquen lesiones malignas.
Pero antes de pasar por una mamografía, cada día hazte un autoexamen de senos en casa. Es sencillo, rápido y lo que es más importante: puede salvar tu vida.
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