miércoles, 28 de enero de 2009

Joven dominico boricua demanda restaurante de Nueva York que la rechazó por acento latino


NUEVA YORK._ Es una despampanante mezcla caribeña. Hija de un dominicano y una puertorriqueña. Se llama Melody Morales. Tiene 22 años de edad. Es bonita, atractiva, sensualmente sin desperdicios, labios carnosos, estatura a pedir de boca, casi “blanca” y casi “rubia”. En bikinis parece una “postalita” de las que anexa Playboy.
Tiene buena educación y excelentes relaciones públicas y humanas y aspira a trabajar con la gente, una vocación nata que le abriría las puertas en cualquier mercado.
Menos en el restaurante “Hawaiian Tropic Zone” de Times Square, donde acudió 15 veces a buscar trabajo pero la gerencia la rechazó porque su acento latino “chilla” (sobresale) demasiado. También el que la entrevistó le dijo que ella habla como la gente del “ghetto” (chusma).
Aunque otros empleados le decían repetidamente que había vacantes, los entrevistadores para empleos, le mintieron tantas veces como acudió, diciéndole que no. En marzo del 2008 uno de los gerentes le dijo que no iba a arruinar su negocio por el acento latino de Melody y en junio el otro le reprochó que “no hablas como blanca” y “eres del ghetto”.
Después de muchas lágrimas por sentirse discriminada, Melody hizo consultas que la condujeron a un abogado experto en demandas para quienes violan los derechos laborales y fue así como sometió un reclamo legal ante la corte contra el restaurante.
“Me hicieron sentir realmente mal”, dijo Melody que antes trabajó en la cadena de restaurantes “Hooters” (Calientes), en el que también las camareras laboran con diminutas ropas, especialmente pantaloncitos que “arden” y suéteres muy ajustados. Ella creyó con su experiencia en el anterior trabajo y sus condiciones físicas, podía lograr el sueño de llegar a ser una camarera de “Hawaiian Tropic Zone”, pero la meta se derrumbó por el discriminatorio rechazo basado en su acento y nada más.
“Lloré mucho porque no podía creer que ese tipo de discriminación todavía persista en Estados Unidos”, agregó la demandante. “Puedes contratar al abogado que quieras, nosotros tenemos los mejores”, le dijo un gerente del establecimiento cuando ella protestó por el rechazo.
“No quiero ser presumida, pero me veo bien en bikinis, estoy bien formada y tengo un busto grande, me encanta vestirme de manera sexy, por eso me encanta usar bikinis y tacones”, explicó Morales.
“Pero esos gerentes ni siquiera me vieron en bikinis, yo iba a ser algo muy bueno para su negocio. Según el tabloide local Daily News, el restaurante se anuncia como “la ostentación y el entretenimiento en la buena mesa que cautiva sus sentidos”.
También promueve que “amables y exóticas meseras en bikinis con sarongs adornados en flores y que participan en un concurso diario de belleza por las noches. Su servicio es uno de los más caros del mundo.
Patrick M. Smith portavoz del negocio dijo en un comunicado que la demanda de Morales es “infundada” y que el restaurante está muy orgulloso de su personal latino. “Somos un empleador con igual oportunidad y consideramos que esas afirmaciones no tienen ningún sustento”.
En marzo Morales fue a buscar empleo acompañada de su madre. “No la vamos a contratar porque usted tiene un problema de lenguaje”, le alegó otro entrevistador. Dereck Smith abogado de Melody recordó que es cien por ciento ilegal negar trabajo a alguien porque tiene un acento.
El restaurante también se promueve como “El más caliente de la tierra” y enfrenta otra demanda federal por acoso sexual de uno de sus gerentes a cuatro camareras que piden $600 millones de dólares.
Morales trabaja actualmente en bikinis en una barra del condado de Weschester. El restaurante tiene tres pisos distribuidos en 16, 000 pies cuadrados. En dos de los pisos se realiza todo el movimiento: hay una cascada, un escenario y réplicas de los elementos del menú colgados como costillas a la barbacoa y crujiente pollo “pirulís”. Bailarinas go-go de Rusia, una azafata de Nigeria y un camarero de Puerto Rico se incluyen entre el personal que labora.
“Pero ellos no tienen lugar para alguien con mi acento. Supongo que quieren que todas las que trabajen allí sean blancas”.





Autor: Miguel Cruz Tejada

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