Bueno, el agua o cualquier líquido. Y una botella o cualquier recipiente de boca estrecha.
Cuando ponemos una botella boca abajo para vaciar su contenido, éste
no fluye continuamente, sino de manera interrumpida, a borbotones.
¿Por qué?
El agua ocupa toda la obertura y no permite que entre nada, pero
sobre el líquido tenemos aire que ejerce presión. Así que cuando ya ha
salido un poco de agua hay más espacio para el aire, y éste se expande
ocupando mayor volumen. Según la ley de Boyle el aumento de volumen
viene acompañado de un descenso proporcional de la presión. Y como el
aire ejerce menor presión sobre el agua que la que ejerce el aire del
exterior, el flujo se detiene.
Ahora le toca el turno al aire del exterior que pasa hacia el
interior para igualar presiones, formando unas burbujas ascendentes. La
presión interna vuelve a subir y el agua vuelve a salir.
Y el proceso se repite, siguiendo este mecanismo de sustitución, provocando que el líquido salga a borbotones.
El resultado es que la botella se vacía muy despacio.
¿Y qué podemos hacer para que la botella se vacíe más rápido?
Simplemente con inclinarla un poco, separándola de la vertical,
permitiremos que salga agua y entre aire a la vez, acelerando el
proceso.
Y si queremos mantenerla perpendicular, bastará con imprimirle un
ligero movimiento circular para que se forme un remolino que haga que el
agua se desplace hacia los bordes y en el centro quede un canal por el
que aire pueda pasar libremente.
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miércoles, 21 de marzo de 2018
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