En ocasiones la goma estaba toda pegajosa y había perdido la elasticidad y en ocasiones estaba reseca y se rompía en pedazos nada más tocarla.
¿Por qué? ¿A qué se deben esos cambios?
Primero veamos de qué material están hechas.
Están hechas de poliisopreno, también llamado caucho natural, que es un hidrocarburo elástico que ofrece una mayor elasticidad que el caucho sintético utilizado para la mayoría de productos fabricados de caucho.
Y este caucho natural u orgánico, junto con otras sustancias, se obtiene del látex, que es el jugo propio de muchos vegetales que circula por los vasos laticíferos.
Una vez purificado y sin tratar es demasiado pegajoso y fofo como para ser útil, así que se le somete a un tratamiento llamado vulcanización, un proceso de curado consistente en calentar el caucho crudo en presencia de azufre, con el fin de volverlo más duro, duradero y resistente. Y sin perder su elasticidad.
También transforma la superficie pegajosa del material en una superficie suave no adherente.
Pues bien, una vez tenemos la goma elástica le damos uso. La mantenemos guardada por tiempo y cuando la recuperamos ha perdido todas sus propiedades que la hicieron útil.
Veamos por qué.
Con el tiempo, la luz ultravioleta y el oxígeno reaccionan con la goma y crean radicales reactivos que rompen las cadenas de poliisopreno en segmentos más cortos, lo que hace que la goma vuelva a un estado similar al original. esto es, pegajoso y fofo.
Más adelante, los mismos radicales y residuos de la vulcanización pueden formar nuevas interconexiones cortas entre cadenas, lo que endurece la goma y la vuelve frágil y deleznable.
¿Y cuánto tiempo tarda en ponerse pegajosa? ¿Y en endurecerse?
Depende de muchos factores: de la calidad de la goma, de los aditivos, de los tintes utilizados, de la temperatura, la aireación, la exposición a rayos ultravioleta…
Nota sabionda: Fueron los mayas quienes descubrieron el látex.
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