Cuando se recibe un golpe que no causa herida, el daño ocasionado
recibe el nombre de contusión. Si la fuerza del impacto es suficiente,
se produce la rotura de vasos capilares bajo la piel que provoca la
hemorragia.
La hemoglobina de la sangre es la que otorga ese color azulado y
morado al hematoma, coloquialmente llamado morado, moratón, moretón,
moradura…
Una vez aparecen en la superficie de la piel aumentan de tamaño
gradualmente a medida que las células y los fluidos se mueven en el
tejido conectivo.
Durante este proceso va cambiando progresivamente de color: rojo, morado, azul, verde, amarillo y marrón.
¿Y a qué se debe este festival de colores?
La causa es la descomposición de los glóbulos rojos o hematíes que
crea sustancias que provocan esos cambios de tonalidad. Los productos de
descomposición de la hemoglobina de estos hematíes son la biliverdina,
de color verde, y la bilirrubina, de color amarillo.
Veamos cómo funciona el proceso.
El primer color que aparece tiñendo la piel es el rojo, por la sangre
que escapa de los vasos sanguíneos con hierro y oxígeno en los glóbulos
rojos.
Posteriormente se oscurece al azul y morado, incluso negro cuando los
hematíes se han descompuesto liberando el hierro en la zona lesionada.
El cambio de morado a verde en los bordes o el centro de la contusión
está causado por la biliverdina. Con el tiempo el verde se vuelve
amarillo cuando la hemoglobina se descompone definitivamente en
bilirrubina.
La superposición de todos estos tonos muestra una tonalidad marrón que poco a poco irá desapareciendo.
martes, 13 de marzo de 2018
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