Veamos cómo es eso.
El cicle está compuesto de edulcorantes, colorantes y saborizantes añadidos a una base de plástico neutro llamada acetato polivinílico, que es el responsable de la textura gomosa.
Es un producto diseñado para la masticación y no para su ingesta, ya que nuestro organismo no puede metabolizar el plástico ni obtener ningún nutriente de él. En resumen: no puede digerirlo.
¿Pero pasa algo si nos lo tragamos?
Pues no, seguirá el mismo camino que siguen todos los alimentos que ingerimos hasta ser expulsado unos días más tarde. Tal como entra, sale.
Ahora bien, eso no quiere decir que deba hacerse, ya que si se acumulan varios chicles en el intestino podrían producir estreñimiento y dolores abdominales.
¿Y por que se dice que se quedará por años en la tripa, o que se engancharán los intestinos y otras cosas por el estilo?
Esas cosas se dicen por los niños pequeños. Están acostumbrados a ingerir todo lo que mastican y el chicle debe ser la excepción. Así que se les asusta para que pongan atención y no lo ingieran. La ingesta podría tener el peligro de asfixia si el chicle quedase atorado en el esófago del niño, mucho más pequeño que el de un adulto.
El noble motivo de la mentira nos permite disculparla, pero se ha de saber que no son ciertas esas historias. Si te tragas un chicle no te agobies. No pasa nada.
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