Los quesos preparados para fundir se obtienen a partir de la mezcla de uno o más tipos de queso con agentes emulgentes, leche y otros derivados lácteos y destacan por su contenido graso.
El queso en lonchas —una de las maneras de presentar los quesos para fundir— es un alimento con un alto contenido calórico, ya que contiene aproximadamente 275 calorías por cada 100 gramos de producto. Este elevado aporte calórico se debe a la presencia de proteínas de alto valor biológico, en proporción del 13 al 18%, pero sobretodo a las grasas que constituyen aproximadamente el 20% del peso del producto.
Pero… ¿por qué se estira tanto?
A temperatura ambiente, este queso para fundir contiene moléculas proteicas de cadena larga, es decir, compuestas por una gran cantidad de átomos. Estas moléculas suelen estar ovilladas en una masa grasa y, al calentarla, se consigue que las grasas y las proteínas se mezclen formando un grupo compacto de fibras que resulta fácil manipular.
Así cuando, por ejemplo, se introduce un tenedor en esa masa de queso fundido recién salido del horno, el cubierto arrastra masa mientras convierte las cadenas en estrías. Algo parecido a extraer un hilo de un ovillo de lana.
Y cuanto más contenido en proteínas tenga el queso tanto más se alargará la hebra antes de partirse.
Nota sabionda: El queso fundido en porciones, más conocidf como quesito, se obtiene también por mezcla de una o más variedades de quesos a las que se les añade leche, mantequilla, sal y sales fundentes para conseguir las características propias de textura y sabor que presentan este tipo de quesos.
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