Tanto los CD como los DVD muestran la información contenida en ellos
por medio de unas señales grabadas en el disco que aparecen más oscuras
que el fondo. Al proyectar sobre el disco un láser, se puede medir la
intensidad de la luz reflejada y traducir esos valores diferentes en
información reconocida por el ordenador.
En los discos compactos grabables, el láser de escritura del
ordenador quema marcas permanentes en la capa de polímero tintado que
hay dentro del disco. Y luego se lee las veces que sea necesario, pero
no se pueden volver a escribir.
En cambio, eso sí se puede hacer con los regrabables. Pero… ¿cómo? La
diferencia estriba en que la superficie grabable es reversible.
Esta capa es de una aleación de plata, indio, antimonio y teluro, y
tiene la característica de que cambia de fase. Esto es que a —diferencia
de la mayoría de sólidos— puede existir en dos estados: cristalino y
amorfo.
Cuando el láser calienta la aleación hasta casi los 700ºC, ésta pasa
del estado cristalino original al amorfo, que refleja menos luz y se
revela como una mancha negra cuando se reproduce el disco.
Ahora bien, cuando el láser calienta la aleación en estado amorfo
cerca de los 200ºC, la devuelve al estado cristalino, dando como
resultado el borrado de las manchas y dejando el compacto listo para
escribirlo de nuevo.
lunes, 1 de abril de 2019
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