Por el caso de la desaparición del condenado a 20
años por homicidio, Pedro Alejandro Castillo Paniagua, alias
“Quirinito”, las autoridades del Poder Judicial y de la Procuraduría han
suspendido a seis personas, entre ellos dos jueces, dos fiscales, un
médico legista y un supervisor penitenciario.
La primera suspensión fue anunciada por la Procuraduría el pasado
martes, del médico legista Orlando Herrera Robles, quien el pasado 5 de
julio emitió el certificado ficticio en base al cual se expidió el acta
de defunción que declaró el fallecimiento del prófugo. En ese momento,
la Procuraduría informó que no descartaba someter a la justicia al
galeno cuando concluya la investigación.
Al otro día, el Consejo del Poder Judicial dispuso la suspensión de
los jueces de ejecución de la pena de San Francisco de Macorís, Aleida
Jiménez Acosta, y de San Cristóbal, Willy de Jesús. Jiménez Acosta fue
la magistrada que dispuso la variación del régimen de cumplimiento de la
pena, de privación de libertad en un recinto penitenciario a prisión
domiciliaria, y De Jesús, el juez que aprobó el traslado del condenado
del centro de corrección y rehabilitación de Najayo, al Centro Vista al
Valle, de San Francisco de Macorís.
La jueza de ejecución de la pena de San Francisco de Macorís ha
defendido su honorabilidad y su actuación en el caso y afirmó que actuó
atendiendo a recomendaciones del Ministerio Público, que indicaban que
el reo padecía de un cáncer terminal en la lengua.
Ayer, la Procuraduría confirmó que el Consejo Superior del Ministerio
Público dispuso el viernes la suspensión de dos miembros del Ministerio
Público y un supervisor del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria,
acogiendo la solicitud de la Inspectoría General.
Los suspendidos el viernes son el procurador general de la Corte de
Apelación de San Francisco, Felipe de Jesús Restituyo Santos; el
procurador adjunto de esa Corte de Apelación, José Calasanz Morel, y del
encargado de la Supervisión del Medio Libre del Nuevo Modelo de Gestión
Penitenciaria, Franklin Ortega.
La Procuraduría precisó en un comunicado que ha dado pasos concretos
en el transcurso de la investigación para someter a la justicia a las
personas que se establezca tienen comprometida su responsabilidad penal,
ya sean jueces, fiscales, médicos, personal penitenciario o del sector
privado.
El martes, 3 de octubre de 2017, la Procuraduría informó que Castillo
Paniagua no ha fallecido. Solicitó a la Policía Nacional y a la
Interpol, la captura del prófugo.
Este caso ha puesto en evidencia la vulnerabilidad, no solo del
sistema judicial, sino también del penitenciario y del sector médico.
Con reportes médicos falsos, como se ha establecido, el condenado a
20 años de prisión por homicidio, logró su traslado del centro de
corrección y rehabilitación de Najayo, en San Cristóbal, al de Vista del
Valle, en San Francisco de Macorís. También, el cambio de lugar del
cumplimiento de la pena, de un recinto penitenciario a una casa; y,
finalmente, el que un médico legista certificara su muerte, logrando un
acta de defunción.
Como se observa, han sido detectadas una serie de irregularidades, en
las que han estado envueltos jueces, fiscales, médicos, y personal de
vigilancia penitenciaria. Pero, además, han sido dictadas múltiples
resoluciones judiciales en tribunales de diferentes grados, tanto
condenatorias como favorables al imputado.
Castillo Paniagua fue condenado a 30 años de prisión el 13 de abril
del 2010 por el tribunal colegiado de San Cristóbal, al ser hallado
culpable de asesinar al presunto narcotraficante Adolfo Cervantes
Arellano (Waikikí), quien a su vez era investigado por el asesinato, en
marzo de ese mismo año, del oficial de la Dirección Nacional de Control
de Drogas (DNCD), Guillermo Tejada Krawinkel.
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