Existen una serie de trastornos neurológicos o psicológicos, desde leves a graves, que presentan unos síntomas que recuerdan el comportamiento de algún personaje de ficción. Y para tener una rápida idea de a qué síntomas hace referencia el trastorno, se le suele nombrar con el nombre del personaje en cuestión.
Algunos son archiconocidos como el complejo de Edipo o el complejo de Electra.
El complejo de Edipo hace referencia a un conjunto complejo de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la presencia simultánea de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. Generalmente deseo amoroso del hijo hacia la madre y hostiles hacia el padre.
Sigmund Freud lo denominó así al inspirarse en el mito de Edipo de la mitología griega clásica.
El complejo de Electra fue propuesto por Carl Gustav Jung para designar la contrapartida femenina del complejo de Edipo y también tiene su inspiración en la mitología griega clásica. Se trata de un fijación afectiva o enamoramiento hacia el padre por parte de una hija que puede llevar a una situación de rivalidad con la madre.
También es muy conocido el síndrome de Peter Pan, término acuñado por el psicólogo norteamericano Dan Kiley, que hace referencia al personaje de J.M. Barrie.
Al igual que el personaje, aquél que lo padece muestra un desfase patológico entre su edad real y su madurez afectiva. Son personas que se resisten a crecer, egoístas, que huyen de las responsabilidades del mundo de los adultos, que culpan a los demás de sus problemas, incapaces de desenvolverse en el mundo laboral o de cuidar una relación de pareja por miedo al compromiso.
Algunos autores refieren también el síndrome de Wendy para referirse a aquellas mujeres que, incapaces de controlar su vida, se vuelcan en intentar controlar la de su pareja e hijos por medio de una actitud maternal. Muestran una obsesión enfermiza por satisfacer a los otros por miedo al rechazo y al abandono.
El síndrome de Munchausen, hace referencia al personaje protagonista de Las sorprendentes aventuras del barón Munchausen, de Rudolf Erich Raspe.
Las personas que padecen este síndrome se autolesionan o se enferman a propósito para conseguir la atención y cuidado de las personas que les rodean. Aunque también existe la variedad denominada síndrome de Munchausen por proximidad, en el que la persona que padece el trastorno hace que otros enfermen para así poder cuidarlos abnegadamente.
El síndrome de Alicia en el país de las maravillas es un trastorno neurológico que afecta al sentido de la vista.
Aquellos que lo sufren perciben alteraciones en la forma, tamaño y situación espacial de los objetos. Y una percepción distorsionada de su propia imagen corporal, que les hace sentirse más grandes o más pequeños de lo que son en realidad.
Se presenta en dos formas diferentes: La micropsia (cuando los trastornados perciben los objetos más pequeños y lejanos) y la macropsia (que se refiere al efecto contrario).
El síndrome de Dorian Gray recibe su nombre de la novela de Oscar Wilde titulado El retrato de Dorian Gray.
Este trastorno se caracteriza por la preocupación excesiva por la apariencia personal y el miedo a envejecer. Se refiere a la obsesión patológica por la propia imagen y por el deseo de ser atractivo a los demás. Esto puede llevar a situaciones perniciosas para la salud como trastornos en la alimentación, uso excesivo de cosméticos, abuso de medicación para adelgazar y sometimiento a operaciones de cirugía plástica o tratamientos de estética innecesarios. Todo en aras de conservar una apariencia juvenil
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