Omaira González, una residente de la sección Belmont, en El Bronx, ya vivía preocupada por la seguridad de su hijo de 14 años. Sus noches son ahora una pesadilla,
y no duerme hasta que Tony, su pequeño, llega a casa. Ella decidió
cambiar la hora de llegada de su trabajo para poder verificar que su
hijo no esté en la calle tan tarde. No quiere que sea asesinado por una
pandilla.
La inmigrante dominicana, que tiene casi 20 años viviendo en esta zona del Condado de la Salsa, aún se pregunta por qué los bodegueros no ayudaron a Lesandro “Junior” Guzmán-Feliz, de 15 años, cuando fue atacado por pandilleros la noche del 20 de junio.
“No entiendo como alguien no le da la mano a quien la necesita”, dijo González, quien continúa visitando el altar improvisado de velas y flores
a las afueras del ‘deli’ que aún se encuentra cerrado, luego de que
miles de personas firmaran peticiones en internet insistiendo en la
clausura del local.
Sin embargo, el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD),
que logró el arresto de 12 presuntos pandilleros sospechosos del
asesinato y continúa tratando de esclarecer lo acontecido, insiste en
que Modesto Cruz, dueño del ‘deli’, no es culpable de ningún delito y
que los únicos responsables están tras las rejas. Cruz, entre tanto,
aseguró que llamó al 911 una vez pudo hacerlo.
Y para evitar situaciones similares y crear confianza entre la
comunidad y los dueños de negocios, funcionarios electos presentaron
este martes una propuesta de ley que obligaría a crear espacios seguros
para los jóvenes de las comunidades donde los ‘deli'” están ubicados. Al
ser sitios de acceso diario, la legislación requeriría que las pequeñas
empresas en todo el estado ofrezcan “refugio” a los menores en peligro..........Fuente:eldiariony.com/Por:Jose Martinez
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