sábado, 21 de julio de 2018

El crimen de Lesandro Guzmán-Feliz erizó hasta a la propia policía.

Aunque Nueva York y su cuerpo de policía presumen de haberlo visto todo, el asesinato de Lesandro “Junior” Guzmán-Feliz a machetazos el 20 de junio, tras ser arrastrado de una bodega en El Bronx, dejó impactado a más de un agente.
Es el “crimen del año” y quizá sea difícil de superar en mucho tiempo. Esta semana el comisionado James O’Neill afirmó que el video de ese homicidio “probablemente sea una de las peores cosas que haya visto” en su vida.
El video muestra al quinceañero Guzmán-Feliz sangrante parado en la esquina, apuntando a su boca y gritando a sus atacantes, antes de correr por la calle hacia el Hospital St. Barnabas, donde luego lo declararon muerto.
Hay 12 jóvenes detenidos y policialmente el caso está cerrado. “No estamos buscando a nadie adicional, pero eso pudiera cambiar”, declaró la semana pasada el jefe de detectives William Aubry.
Aparte de la crudeza de la imágenes y de la amplia cobertura mediática -en una ciudad histérica y muy noticiosa donde los crímenes se solapan unos a otros-, otra de las razones para que no haya sido un caso más en los escritorios es que la víctima soñaba con ser policía e incluso a su corta edad ya había comenzado su ruta hacia esa aspiración profesional.
No en vano, en un artículo de opinión publicado por Daily News el 2 de julio O’Neill dijo que la muerte de Guzmán-Feliz “es como perder a un miembro de la familia que ni siquiera sabíamos que teníamos”.
Pocos días antes, NYPD había anunciado la creación de una beca a nombre del Guzmán-Feliz que beneficiará a dos participantes que completen el “Explorer Summer Camp” para jóvenes interesados en una carrera en la aplicación de la ley, programa en el que el adolescente asesinado formó parte en El Bronx.
Coincidencia o no, el 11 de julio trascendió que la policía de Nueva York tendrá una nueva sede de vanguardia para combatir el crimen en El Bronx, donde el mes pasado 30% de los homicidios estuvieron relacionados con grupos callejeros como “Los Trinitarios”, la pandilla que presuntamente asesinó al “Junior”.
Dentro de las culpas de lo que muchos hicieron o dejaron de hacer esa noche e incluso antes, también se habló de que dos policías le habían negado ayuda al joven mientra se desangraba. Pero ese detalle parece haberse hundido en la marejada de datos sobre este caso, cuyo proceso judicial apenas comienza..........Fuente:eldiariony.com/Por:Andres Correa

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