NUEVA YORK/Elnuevodiario._ La dominicana Erika Hernández de
31 años de edad, murió luego de someterse a una cirugía plástica en
manos del doctor Héctor Cabral Guerrero, un compatriota que fue
arrestado y deportado el año pasado por estar ejerciendo la medicina
ilegalmente en Estados Unidos.
El tabloide NY Post reveló en su edición de ayer
domingo que Hernández, rehusó pagar $15.000 dólares que es el costo
aproximado de las operaciones que le hizo Cabral Guerrero en distintas
partes del cuerpo para formatearle la figura y decidió viajar a la
República Dominicana en agosto.
El medio, también criticó la decisión de un juez
en Nueva York que le impuso una multa a Cabral y quien fue procesado por
las autoridades migratorias para su repatriación.
El cirujano, fue acusado en Nueva York de usar un
apartamento como "quirófano" para someter a las cirugías a numerosas
mujeres, muchas de las cuales quedaron con profundas cicatrices en sus
cuerpos.
El Post señala que en caso de que el cirujano
deportado, hubiera sido sometido a juicio, hubiese podido enfrentar
hasta 20 años en la cárcel si era declarado culpable.
Pero en cambio, los fiscales negociaron con el
médico dominicano para que aceptara la responsabilidad y firmara su
deportación a la República Dominicana en una corte de la Agencia de
Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS).
Se reseña que la víctima, viajó desde el Alto
Manhattan (Washington Heights), donde vivía para someterse a la cirugía
en manos de Cabral quien le cobró $6.000 dólares.
Hernández se hizo con él la cirugía estética que incluyó abdomen, liposucción, lipoescultura e implantes de glúteos.
La cirugía duró siete horas, pero la dosis de
anestesia no se correspondió con el tiempo adecuado y la mujer, se
despertó gritando y quejándose de los fuertes dolores.
"¡Maldita sea, me duele, me duele mucho!", gritaba
la víctima, pero según el Post, uno de los asistentes de Cabral
Guerrero la mandaba a callar diciéndole: "¡Cállate maldita, maldita
seas, cállate c…!".
El relato lo hizo al tabloide, Jennifer Torres,
quien acompañó a Hernández. Dijo que su amiga dejó a siete hijos en
edades de 15 años a 7 meses.
"Ella salió llorando de la sala de ese cirujano y
decía que le dolía mucho la pierna derecha le dolía demasiado. Estuvo
como 17 días con el insoportable dolor, además de que la agarró una
fiebre muy alta que no bajaba con nada", narró Torres.
Hernández tuvo que internarse en una clínica de Santiago de los Caballeros, donde murió el 29 de agosto.
Adela Ventura, la madre de la víctima, calificó
como "pura negligencia" la muerte de su hija y sostuvo que no culpa sólo
a Cabral, sino también a las autoridades judiciales de Nueva York que
permitieron que el "carnicero" saliera fácil de la cárcel.
Cabral de 52 años de edad, fue detenido en el 2011
y acusado de reclutar clientas para sus cirugías en salones de belleza y
centros de uñas del Alto Manhattan.
Incluso, según los fiscales, examinaba a las
mujeres en base a las formas de sus cuerpos y les entregaba tarjetas
para que fueran a su clínica en la República Dominicana conocida como
"Centro Internacional de Cirugía Plástica" que tiene una fachada
elegante.
La Oficina del Procurador General del Estado,
acusó a Cabral en el 2011 de 10 cargos por la práctica ilegal de
medicina, especialmente por los "exámenes" que hacía a sus víctimas en
los salones de belleza.
Pero para evitar el juicio, el fiscal estatal,
hizo un acuerdo con Cabral y el cirujano se declaró culpable de una sola
acusación, pagar una multa de $5.000 dólares, restituir $23.055 y 250
horas de servicio comunitario sin tener que ir a la cárcel, además de
firmar su deportación a la República Dominicana.
Una de las clientas dominicanas de Cabral
Guerrero, Lisette Mejía residente en El Bronx dijo que una mañana se
despertó con la piel quemada y sentía una fuerte quemazón en su
estómago, después de haberse puesto en manos del cirujano dominicano.
Ella le dijo al juez que "él simplemente (Cabral Guerrero), me envió a Nueva York a morir".
En junio las autoridades dominicanas cerraron por
10 días la clínica de Cabral, después que tres mujeres que tres mujeres
que viajaron desde Nueva York a operarse, murieron en sus manos.
Pero Hernández y su familia, no se imaginaban el
récord de mujeres muertas que habían perecido en manos de Cabral
Guerrero. "Nunca debieron dejarlo ir para que matara a mi hija", agregó
la madre de la más reciente víctima.
Un portavoz del procurador estatal respondió que
"cuando estuvo claro que la corte no iba a enviar a la cárcel a este
médico, decidimos acordar con él la mayor cantidad de dinero permitida
por la ley para restitución".
Sin embargo, un vocero de la corte aclaró que el
acuerdo llegó al tribunal después de haber sido firmado por el
procurador estatal.
"La opción de no llevar al señor Cabral a juicio,
fue la que la procuraduría del estado eligió", añadió el portavoz del
tribunal.
Un hermano de Cabral, dijo que en el caso de
Hernández se adoptaron "todos los procedimientos adecuados y que "la
víctima se mató así misma porque no siguió el tratamiento".
La dominicana muerta en agosto, fue parte de uno
de tantos viajes denominados "lipoturismo" y que se organizan en Nueva
York hacia la República Dominicana.
Los casos de docenas de dominicanas que regresaron
desfiguradas y muchas de las cuales murieron, comenzaron a ser
revelados desde el 2003.
Muchas de ellas tuvieron que someterse a largos
tratamientos antibacterianos y con poderosos antibióticos en hospitales
de Nueva York.
Se reportó entonces que al menos nueve pacientes
fueron víctimas de desfiguraciones y el Departamento de Salud emitió una
advertencia para que las ciudadanas americanas y residentes no viajara a
hacerse cirugías a la República Dominicana.
Steve Fallek, un reconocido cirujano plástico de
la ciudad, dijo que las mujeres deben pensar qué les puede resultar más
caro a final de cuentas.
"La cantidad de dinero que pagan sin garantía
alguna o perder sus vidas", se respondió. El doctor Fallek, trató a
algunas mujeres que llegaron con infecciones desde la República
Dominicana.
Autor: Miguel Cruz Tejada
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