SANTIAGO.- En la madrugada de ayer fue
violentada la capilla Nuestra Señora de la Altagracia, de Uveral, Licey
al Medio, de la que sustrajeron un amplificador, 10 sillas, un abanico
y manteles, según informó el párroco Edwin Alonzo.
Dijo que los ladrones violentaron el sagrario, sacaron el copón que guarda las hostias consagradas y lo colocaron fuera, sin esparcirlas por el suelo.
Expresó que de inmediato informó a la Policía, pero aún no hay pistas de los profanadores.
“Dado que toda violación del sagrario es considerada como profanación, aunque no lo hayan robado, según lo establecido por el arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, ahora se debe dejar de celebrar la eucaristía en el templo hasta que se haga la misa de desagravio”, dijo.
En ese caso, señaló que se debe realizar una novena de reparación, con oraciones apropiadas delante del Santísimo Sacramento expuesto en la misma iglesia profanada, pero que no se podrá celebrar la eucaristía hasta el décimo día, cuando se oficie la misa de desagravio.
“Cada violación a un templo católico es considerada como una ofensa directa a Dios mismo, quien allí habita. La comunidad de Uveral se siente conmocionada por el hecho y manifiesta pesar por haberse lacerado sus sentimientos religiosos”, manifestó.
Dijo que los ladrones violentaron el sagrario, sacaron el copón que guarda las hostias consagradas y lo colocaron fuera, sin esparcirlas por el suelo.
Expresó que de inmediato informó a la Policía, pero aún no hay pistas de los profanadores.
“Dado que toda violación del sagrario es considerada como profanación, aunque no lo hayan robado, según lo establecido por el arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, ahora se debe dejar de celebrar la eucaristía en el templo hasta que se haga la misa de desagravio”, dijo.
En ese caso, señaló que se debe realizar una novena de reparación, con oraciones apropiadas delante del Santísimo Sacramento expuesto en la misma iglesia profanada, pero que no se podrá celebrar la eucaristía hasta el décimo día, cuando se oficie la misa de desagravio.
“Cada violación a un templo católico es considerada como una ofensa directa a Dios mismo, quien allí habita. La comunidad de Uveral se siente conmocionada por el hecho y manifiesta pesar por haberse lacerado sus sentimientos religiosos”, manifestó.
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