Budapest, (EFE).- Tarjetas de banco
sin códigos numéricos, sistemas de identificación de hinchas en las
entradas de los estadios y ordenadores que solo se activan con sus
dueños son algunas de las posibilidades que ofrece un nuevo sistema de
identificación desarrollado en Hungría.
La clave: la lectura de los vasos sanguíneos de la palma de la mano como firma digital única.
La lectura de esos datos biométricos es posible
gracias a la cooperación entre la empresa japonesa Fujitsu y la húngara
AlbaSec, lo que permite identificar a las personas de forma segura.
El sistema, único en el mundo, reconoce cinco
millones de puntos en el sistema circulatorio de la palma de la mano, en
vez de los usuales 10 ó 50, que usan otras técnicas.
Un sensor de tres por tres centímetros es capaz de identificar esos millones de puntos con rayos infrarrojos en solo un segundo.
El sensor PalmSecure lo desarrolló Fujitsu,
mientras que la compañía húngara desarrolló el software capaz de
identificar los datos biométricos de un número ilimitado de personas
gracias al patrón único de los vasos sanguíneos de su mano.
József Hermann, director de AlbaSec, explica a Efe
que son "los únicos desarrolladores de software de las cuatro entidades
elegidas por Fujitsu para trabajar con el código fuente del producto".
"Todos los documentos o tarjetas, pasaportes o carnés se pueden falsificar", explica al hablar sobre los motivos del proyecto.
La iniciativa partió de un desafío: encontrar un
método para contar con una identificación digital en la playa, "donde
uno se encuentra mojado y sin nada", relata.
"El reto fue ese: cómo identificar a alguien sin tener que llevar consigo tarjetas u otras cosas", afirma.
Desde hace ya mucho tiempo la identificación
personal se enfrenta al reto de ser clara e inequívoca, hoy ya no basta
una antigua foto y lo más obvio es utilizar la información que hay en
los datos biométricos.
Pero las huellas dactilares, por ejemplo,
resultaron ser muy poco seguras y fácilmente falsificables, indica, por
lo que se buscaron otras soluciones como la identificación por la
retina.
El problema es que todavía no se sabe con seguridad si estos rayos son o no dañinos para la vista, reconoce Hermann.
Este escáner de arterias tiene varias ventajas, ya
que la mano no entra en contacto con el vidrio, por lo que tampoco deja
huellas, que facilitarían la copia de la información.
El aparato, cuya instalación tiene un coste de
unos 300 euros, genera un llamado "código hash", una información que no
guarda en su memoria, sino que la transmite al sistema que descifra
estos datos.
Así, desde el punto de vista del uso de los datos
personales el sistema "es más que seguro", afirma Hermann, ya que ni
ellos son capaces de descifrar el código biométrico, que además se borra
del dispositivo después de su utilización.
"Las informaciones que genera el sistema no pueden
ser usadas para identificar o descifrar ninguna condición del usuario",
esto depende de otros sistemas con los que se comunica el aparato.
Así, el escáner podría ser utilizado en la
identificación personal, como complemento a los pasaportes o como el
mismo código numérico que se usa en los cajeros.
"Mi número secreto es mi propia mano" y nadie más puede usarlo, recalca Hermann.
Como el escáner también detecta la temperatura y
la circulación de la sangre, el usuario debe estar presente en la
identificación, lo que excluye la posibilidad de ser activado con una
mano cortada.
El posible uso del sistema es muy amplio, ya que
se podría instalar en la administración, para limitar el acceso a
ordenadores, en medicina o combinado con otras bases de datos, hasta,
por ejemplo, en el acceso a la zona de Schengen, de libre circulación
dentro de la Unión Europea (UE).
Otra gran posibilidad de uso es en los estadios de
fútbol para filtrar a los hinchas que tienen prohibida la entrada a los
partidos por su comportamiento violento.
La empresa instalará el sistema en pocas semanas
en la Universidad de Medicina de Budapest y es muy probable que también
en un estadio de fútbol.
Estos sistemas servirán como referencia para la
empresa, que está buscando mercados en todo el mundo para comercializar
su innovador sistema de identificación.
Autor: Marcelo Nagy
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