Santo Domingo, (EFE).- Las ballenas
jorobadas, fieles a las aguas del Caribe, han vuelto a su casa, la bahía
de Samaná, una zona en República Dominicana con amplios atractivos
turísticos y que, según distintas opiniones, es uno de los mejores
lugares para presenciar el espectáculo que ofrecen estos cetáceos.
En primavera, verano y otoño, las ballenas
jorobadas viven en las aguas frías del Atlántico norte, pero en los
meses de invierno inician un largo recorrido hacia los mares tropicales
para aparearse y dar a luz a sus crías.
Así es que, cada año, por estas fechas, las
ballenas llegan a la bahía de Samaná (noreste), una zona que, junto al
Banco de la Plata y el Banco de la Navidad, en el norte, forma el
Santuario de Mamíferos Marinos que abarca un área 12.700 millas
cuadradas.
Los cetáceos llegan desde Islandia, Groenlandia, Canadá y la costa norte de los Estados Unidos.
Una vez en aguas dominicanas, estos mamíferos
ofrecen, con sus impresionantes saltos y singulares aletazos, verdaderos
espectáculos a los miles de turistas que visitan la zona de
observación.
Claro está, en muchas ocasiones los visitantes
regresan a casa sin verlas porque éstas se negaron a salir a la
superficie en la media hora reglamentaria que la embarcación estuvo en
el recorrido.
Las ballenas jorobadas (megaptera novaeangliae)
miden alrededor de 15 metros, y su nombre se debe a la giba que a menudo
presentan en la base de la aleta dorsal.
Se caracterizan por poseer aletas pectorales muy largas y nódulos sensoriales en la cabeza.
El ministro dominicano de Medio Ambiente, Bautista
Rojas Gómez, anunció esta semana el inicio oficial de la temporada de
observación de ballenas jorobadas en la bahía de Samaná, 245 kilómetros
al noreste de Santo Domingo.
Durante la temporada, que concluirá en abril, se
espera la visita de los más de 35.000 turistas nacionales y extranjeros
que el año pasado visitaron la zona para observar las ballenas
jorobadas.
Rojas Gómez exhortó a la población visitar la zona
de avistamiento con fines educativos y culturales, "ya que pocos países
en el mundo disfrutan de ese privilegio que nos ofrece la naturaleza",
apuntó.
El ministro avisó de que las ballenas jorobadas
son una especie migratoria en constante amenaza, a pesar de que están
protegidas desde hace décadas.
En esta ocasión, el funcionario firmó con varias
entidades públicas y privadas un memorando de entendimiento con el
objetivo de preservar, en el Santuario de Mamíferos Marinos Bancos de la
Plata y la Navidad, las ballenas jorobadas, "especies que representan
un equilibrio para los recursos costeros marinos y atractivo turístico",
precisó.
Desde 2011, la República Dominicana es miembro de
pleno derecho de la Comisión Ballenera Internacional que regula la caza
de cetáceos y otros aspectos que afectan a sus poblaciones.
La nación caribeña se opone a la caza del más
grande animal marino, y aboga por la promoción del turismo de ballenas,
una actividad que genera cada año cuantiosos ingresos a Samaná y la zona
del noreste de la República Dominicana, un país cuya economía descansa
precisamente en el turismo. EFE
Autor: Marta Florián
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