Para que el bloque de hielo se mantenga en equilibrio, es preciso que
la fuerza ejercida por el hielo sobre el agua, su peso, iguale a la
fuerza que el agua ejerza sobre el hielo.
Según el principio de Arquímedes,
el hielo se sumerge de manera que desplaza una cantidad de agua que
tiene el mismo peso. Si el agua y el hielo tuvieran la misma densidad,
el hielo estaría totalmente sumergido en posición indiferente, sin
hundirse y sin sobresalir.
Dado que la densidad del hielo es alrededor de un 10% menor que la
del agua, a igualdad de masa el volumen ocupado es mayor. Entonces, para
que se dé el equilibrio, el hielo desplaza un volumen menor que el
propio, lo que comporta que su punta emerja un poco sobre la superficie
del agua.
El hecho de que el hielo sea menos denso que el agua tiene importantes consecuencias para la vida como se puede ver aquí.
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