Mao, Valverde.-Al conmemorarse el 97 Aniversario de
la Gesta Heroica “La Barranquita”, donde un grupo de 80 patriotas se
enfrentaron a los norteamericanos en la comunidad de Guayananes en el
año 1996, las autoridades locales han organizado una serie de actos para
recordar esa epopeya, incluso el pasado miércoles fue declarado festivo
por el ayuntamiento local.
Los actos conmemorativos se iniciaron el miércoles con una misa en la catedral Santa Cruz, donde asistieron las principales autoridades municipales y provinciales; y luego en el parque central Amado Franco Bidó, los organizadores de las actividades depositaron ofrendas florales a la memoria de los héroes.
En el estadio Pucho Marrero se dejaron inaugurados los Trigésimo Cuartos Juegos Deportivos Provinciales Barranquiteños, donde participan los atletas de la provincia.
El destacado munícipe maeño, Isaías Ferreira escribió sobre la barranquita: citamos “La hazaña gloriosa de estos hombres merece nuestro más profundo respeto y reconocimiento; merecen ellos el mismo tratamiento reverente que reservamos para los héroes dominicanos más insignes, pues no fue menos valioso y significativo su esfuerzo”
Fue su entrega expresión máxima de dignidad, de verdaderos hijos de la patria, como con su ejemplo nos han enseñado Duarte, Sánchez, Mella y Luperón y otros hermanos nobles.
Que en cada confín de la tierra se sepa de esta hermosa página de la historia dominicana, escrita por el patriotismo de estos hombres sencillos quienes en su fuero interno sabían lo que debían hacer al ver la patria mancillada, y con decoro abonaron con su sangre los campos de la Barranquita en un ejemplo sublime de que “más vale morir de pies que vivir de rodillas”. ¡Loor a los héroes y mártires del 3 de julio heroico!
Lo que sabemos hoy acerca de la susodicha batalla lo debemos mayormente a un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a rescatar su historia para que toda la dominicanidad que sienta orgullo de sus raíces y las futuras generaciones conozcan ese ejemplo de “resistencia por la dignidad y la soberanía nacional” y aprendan a valorarlo en toda su dimensión.
El Lic. Manuel Antonio Rodríguez Bonilla, desde 1970 ha ido hilvanando con paciencia y dedicación, horas hurgando en periódicos de la época o entrevistando a los sobrevivientes de la gesta y a los testigos, de esa historia honrosa.
Del libro de Rodríguez Bonilla he tomado las ideas centrales para este escrito. En cierta forma, él es coautor de éste, aunque sólo yo soy responsable por cualquier inexactitud, omisión o error que aquí aparezca, cita Isaías Ferreira en un trabajo periodístico que hoy recogemos por su importancia histórica para reproducirlo en este medio.
Entre los 80 valientes que decidieron jugarse la vida contra un ejército de más de 800 hombres armados con los mejores pertrechos de la época, se encontraban desde el patriota de 80 años de edad, Francisco (Pancho) Peña, quien había peleado en las guerras de Restauración del 1863, hasta jóvenes como Belarminio Rodríguez, de apenas 17 años.
La familia Gutiérrez, de Guayacanes, aportó cinco miembros valerosos a la lucha; casi todos murieron en la contienda que fue testigo de su hombría y la intrepidez de Máximo Cabral, el patriota ingente, quien herido siguió luchando hasta morir, negándose a abandonar el área de combate.
Veintisiete de los nuestros conocieron igual destino defendiendo nuestra enseña tricolor ese día. Entre los primeros en morir estuvo Pancho Peña, Un noble héroe de cabellos blancos
Entre los valerosos hombres que nos honraron con su entrega patriótica, cabe destacar, además, a Agustín Cabral y a Magdaleno Zapata y la valentía de Demetrio Frías, Isaías Gutiérrez, con sus sobrinos Lucas Evangelista, Francisco, Bernardo y Manuel Gutiérrez, del poblado de Guayacanes, como hemos dicho; los hermanos Luis y Belarminio Rodríguez de la sección de Amina y los maeños Juan Infante, Luis Disla, Josesito Gómez, Piíto Villalona, Salomé Rosario, Luis Gutiérrez, Lucas Guzmán, Alfredo Castro y Pablo Peña, entre otros.
Que en cada confín de la tierra se sepa de esta hermosa página de la historia dominicana, escrita por el patriotismo de estos hombres sencillos quienes en su fuero interno sabían lo que debían hacer al ver la patria mancillada, y con decoro abonaron con su sangre los campos de la Barranquita en un ejemplo sublime de que “más vale morir de pies que vivir de rodillas”. ¡Loor a los héroes y mártires del 3 de julio heroico!
Los actos conmemorativos se iniciaron el miércoles con una misa en la catedral Santa Cruz, donde asistieron las principales autoridades municipales y provinciales; y luego en el parque central Amado Franco Bidó, los organizadores de las actividades depositaron ofrendas florales a la memoria de los héroes.
En el estadio Pucho Marrero se dejaron inaugurados los Trigésimo Cuartos Juegos Deportivos Provinciales Barranquiteños, donde participan los atletas de la provincia.
El destacado munícipe maeño, Isaías Ferreira escribió sobre la barranquita: citamos “La hazaña gloriosa de estos hombres merece nuestro más profundo respeto y reconocimiento; merecen ellos el mismo tratamiento reverente que reservamos para los héroes dominicanos más insignes, pues no fue menos valioso y significativo su esfuerzo”
Fue su entrega expresión máxima de dignidad, de verdaderos hijos de la patria, como con su ejemplo nos han enseñado Duarte, Sánchez, Mella y Luperón y otros hermanos nobles.
Que en cada confín de la tierra se sepa de esta hermosa página de la historia dominicana, escrita por el patriotismo de estos hombres sencillos quienes en su fuero interno sabían lo que debían hacer al ver la patria mancillada, y con decoro abonaron con su sangre los campos de la Barranquita en un ejemplo sublime de que “más vale morir de pies que vivir de rodillas”. ¡Loor a los héroes y mártires del 3 de julio heroico!
Lo que sabemos hoy acerca de la susodicha batalla lo debemos mayormente a un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a rescatar su historia para que toda la dominicanidad que sienta orgullo de sus raíces y las futuras generaciones conozcan ese ejemplo de “resistencia por la dignidad y la soberanía nacional” y aprendan a valorarlo en toda su dimensión.
El Lic. Manuel Antonio Rodríguez Bonilla, desde 1970 ha ido hilvanando con paciencia y dedicación, horas hurgando en periódicos de la época o entrevistando a los sobrevivientes de la gesta y a los testigos, de esa historia honrosa.
Del libro de Rodríguez Bonilla he tomado las ideas centrales para este escrito. En cierta forma, él es coautor de éste, aunque sólo yo soy responsable por cualquier inexactitud, omisión o error que aquí aparezca, cita Isaías Ferreira en un trabajo periodístico que hoy recogemos por su importancia histórica para reproducirlo en este medio.
Entre los 80 valientes que decidieron jugarse la vida contra un ejército de más de 800 hombres armados con los mejores pertrechos de la época, se encontraban desde el patriota de 80 años de edad, Francisco (Pancho) Peña, quien había peleado en las guerras de Restauración del 1863, hasta jóvenes como Belarminio Rodríguez, de apenas 17 años.
La familia Gutiérrez, de Guayacanes, aportó cinco miembros valerosos a la lucha; casi todos murieron en la contienda que fue testigo de su hombría y la intrepidez de Máximo Cabral, el patriota ingente, quien herido siguió luchando hasta morir, negándose a abandonar el área de combate.
Veintisiete de los nuestros conocieron igual destino defendiendo nuestra enseña tricolor ese día. Entre los primeros en morir estuvo Pancho Peña, Un noble héroe de cabellos blancos
Entre los valerosos hombres que nos honraron con su entrega patriótica, cabe destacar, además, a Agustín Cabral y a Magdaleno Zapata y la valentía de Demetrio Frías, Isaías Gutiérrez, con sus sobrinos Lucas Evangelista, Francisco, Bernardo y Manuel Gutiérrez, del poblado de Guayacanes, como hemos dicho; los hermanos Luis y Belarminio Rodríguez de la sección de Amina y los maeños Juan Infante, Luis Disla, Josesito Gómez, Piíto Villalona, Salomé Rosario, Luis Gutiérrez, Lucas Guzmán, Alfredo Castro y Pablo Peña, entre otros.
Que en cada confín de la tierra se sepa de esta hermosa página de la historia dominicana, escrita por el patriotismo de estos hombres sencillos quienes en su fuero interno sabían lo que debían hacer al ver la patria mancillada, y con decoro abonaron con su sangre los campos de la Barranquita en un ejemplo sublime de que “más vale morir de pies que vivir de rodillas”. ¡Loor a los héroes y mártires del 3 de julio heroico!
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