martes, 16 de abril de 2013

‘Soy ilegal en mi país’.

Bethania Apolinar /listindiario.com
Santo Domingo
La vida de Amarilis Altagracia Martínez, de 27 años, parece haberse detenido en el tiempo por carecer de un acta de nacimiento, lo cual le ha impedido estudiar y tener un trabajo digno.
“Soy hija de una mujer sordomuda que tampoco está declarada y nunca tuvo de la posibilidad de darme nombre y apellido, situación que han tenido que heredar mis hijos”, expresó Amarilis, quien es madre soltera de tres niños.
Recuerda que luego de haber quedado sola, sin esposo y apoyo económico, pasó varios años detrás de un empleo y a cada lugar que iba la descartaban por no tener identidad, hasta que una panadería la contrató. “Me siento como una ilegal en mi propio país”, manifestó visiblemente abatida por la desesperanza.
Admite que vive en una constante depresión por todas las vicisitudes que ha tenido que enfrentar.
Amarilis contó que a pesar de que el Ministerio de Educación prohíbe separar de las aulas a los estudiantes que no cuentan con actas de nacimiento, su hija mayor de nueve años fue rechazada en la escuela básica Mauricio Báez por carecer de este documento, pero tuvo la suerte de ser admitida en la escuela República Dominicana.
Comentó que ella sólo pudo alcanzar un tercer nivel de primaria, pero sus sueños siempre fueron ser profesional, por lo que hace ingentes esfuerzos para que sus hijos tengan nombre y apellidos y puedan cursar una carrera cuando sean adultos.
“Yo me mantengo con un constante sobresalto por el temor de que a mis hijos los excluyan de la escuela por falta de documento, como me ocurrió a mí”, dijo.
La hijos de Amarilis son parte de los 48 mil estudiantes que de acuerdo al Ministerio de Educación carecen de documentos en las escuelas públicas, aunque el subregistro supera esa cifra.
El Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN) del Gabinete Social, estableció en el 2011 que 245,233 menores de 16 años no tienen actas de nacimiento, siendo esta una edad escolar. Solo en la escuela República Dominicana, en el sector de Villa Juana, hay 20 casos de alumnos sin documentos, pero la subdirectora de este plantel, Marina Pichardo, reconoce que el número ha disminuido en comparación con años anteriores, cuando registraban más de cien escolares en estas condiciones.
Acompañamiento
La escuela República Dominicana lleva casi una década ayudando a las familias de los estudiantes indocumentados a conseguir sus actas. La profesora Pichardo narra las dificultades que obstaculizan esta gestión, que van desde padres despreocupados, hasta desinterés en las maternidades para asistir a quienes solicitan las informaciones necesarias para iniciar este procedimiento.
Dijo que hay casos que le han tomado hasta siete años en lograr un resultado, debido a inconvenientes que se crean cuando son madres sin declarar y al momento de alumbrar dan de nombre un apodo y luego desaparecen.
Otras dificultades son cuando estudiantes indocumentados asumen un nombre y el apellido del padre, y cuando son declarados por su madre tienen que cambiar la identidad.

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