La reunión con la familia en el domingo. Cuando tu madre sirve la comida empiezas a sudar: ¡es lasaña! Esta delicia de la gastronomía italiana agrada a todos los paladares pero no es la mejor opción para quien esta firme en una dieta adelgazante.
El gran problema de las masas es que absorben con facilidad los nutrientes y calorías
de otros alimentos, como carbohidratos, proteínas, grasas, dejando el
plato aun más concentrado. Además, dependiendo de la salsa elegida, la cantidad calórica de una lasaña puede subir al cielo.
Si quieres comer lasaña, pero no quieres engordar o saltar la dieta, te dejo con algunos trucos de nutrición que te ayudará a mantenerte firme:
No te sientes en la mesa para comer con hambre.
Haga una pequeña merienda entre el desayuno y la comida; así no atacarás
el plato de lasaña como si no hubiera mañana. Funciona.
Empieza la comida por platos ligeros, como un plato de ensalada o legumbres. Ellos irá proporcionar más saciedad y dejarán menos espacio para lasaña.
Las salsas son las reinas de las calorías y la salsa boloñesa
utilizada en la lasaña no es excepción. El tomate sumado a la carne
picada puede elevar bastante las calorías de la masa. Lo ideal es
apostar solamente en el extracto de tomate.
Cuanto a los rellenos, hay diversas recetas de lasaña que llevan atún, pollo, jamón y queso.
Prefiera siempre las opciones light o lasañas vegetales, Los quesos
como ricota o cottage son buenas opciones. El jamón sin capa de grasas o
pechuga de pavo también.
¿Y el postre? Si ya comiste lasaña, olvídate del postre. Prefiera frutas frescas o ensalada de frutas.
En resumen, la lasaña es un plato delicioso, pero no puede hacer parte, frecuentemente, de una dieta para perder peso.
Comer un pequeño trozo de lasaña, acompañada de una buena ensalada,
será suficiente para que no pases hambre, disfrutes del plato y no
engordes. Mejor imposible....Fuente:nutricion.pro
jueves, 25 de abril de 2013
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