miércoles, 17 de junio de 2015

Warriors de Golden State se coronan campeones de la NBA.


Redacción z101digital.com
Por resultados, los Golden State Warriors han sido uno de los equipos más dominantes de la historia. Por juego, uno de los más sugerentes. Era por tanto de justicia deportiva y justicia poética que, 40 años después, se proclamaran campeones de la NBA.
El equipo californiano consiguió en Cleveland su cuarta victoria de las Finales (97-105) para sellar el triunfo de un estilo, de una forma de entender el baloncesto. Aficionados al borde de sus asientos con el vértigo subido al estómago mientras un tiro imposible de Stephen Curry surca el aire. Los '¡Ohhh!' cuando entraban. Los '¡Ahhh!' las pocas veces que golpeaban el aro. Baloncesto a pecho descubierto y con sonrisa de niño travieso.
Cuando los Golden State Warriors ganaron en 1975 su primer anillo contra los Washington Bullets, se tuvo por una de las grandes sorpresas de la historia. Por contra en este 2015 han sido el mejor equipo desde el primer día del curso y hasta el último. Habla del enorme mérito de los Cleveland Cavaliers, y en particular de LeBron James, que sin dos de sus tres estrellas y un grupo de actores de reparto sin mayor gloria hicieran de éstas unas Finales reñidas.
Pero cada página de épica llevaba atada una factura imposible y el cansancio acabó atrapando a todos. Incluido al propio LeBron, agotado ya de pelear contra un muro. El de unos Warriors que se han alzado con un anillo incontestable.
"Todo el mundo habla de [nuestros triples]. Pero también hemos sido la mejor defensa de la NBA", reclamaba Steve Kerr en su rueda de prensa. Porque si esos fuegos artificiales han sido su cara más reconocible, la muralla que tejen en torno a su aro ha sido la base de incontables victorias.
Para ser más concretos: los Golden State Warriors han estado a punto de ser el segundo equipo capaz de cerrar una misma temporada regular como el mejor ataque y la mejor defensa. Ese honor, al menos por ahora, seguirá tan sólo en manos de los Chicago Bulls de la 1995-96, los de las 72 victorias... y Kerr saliendo desde el banquillo.
Cuentan que en el primer entrenamiento de la pretemporada, Steve Kerr sorprendió a la plantilla con ejercicios básicos de pase y bote, más propios de un campus de verano para niños que de un equipo profesional. Era una manera distinta de hacer una declaración de intenciones: volver a lo más básico para levantar desde ahí un ataque monumental.
Su otra tarea fue convencer a Andre Iguodala de que saliera desde el banquillo por primera vez en su carrera (más de 800 partidos), como también tendría que hacer con David Leecuando se dio cuenta de que el equipo funcionaba mucho mejor con Draymond Green. "Todos se han sacrificado y todos estaban comprometidos para ganar. Eso era lo único que importaba".

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