Científicos de la UA y del Instituto de
Investigación de Salud Banner Sun de los Estados Unidos han puesto en
marcha este estudio exhaustivo cuyo objetivo final es mejorar el
diagnóstico y la comprensión del párkinson.
El principal investigador del proyecto, que empezó
en febrero de 2015, es el doctor Nicolás Cuenca, coordinador del grupo
de investigación del Sistema Visual de Neurobiología y Terapia de las
Enfermedades Neurodegenerativas de la UA, en colaboración con el doctor
Thomas Beach, del Instituto de Investigación de Salud Sun Banner, de Sun
City, Arizona (EEUU).
Los dos comenzaron su colaboración en 2014 y
publicaron un documento que muestra, por primera vez, que los cambios
moleculares característicos de la proteína conocida como alfa-sinucleína
se hallan en la retina de los pacientes con párkinson.
Este primer trabajo conjunto de estos dos
científicos llevó al proyecto actual, que comportará un estudio completo
anatómico y bioquímico.
La investigación se llevará a cabo con retinas de
pacientes con párkinson fallecidos, donadas por el Instituto de
Investigación de la Salud Banner Sun, un centro dedicado al estudio de
esta patología y a la enfermedad de Alzheimer, también financiado por la
Fundación Michael J. Fox.
En una entrevista con Efe, Cuenca destacó que la
retina supone un modelo muy adecuado para analizar el funcionamiento del
cerebro al ser una prolongación de este complejo órgano y formar parte
del sistema nervioso central.
Alrededor de diez millones de personas en todo el
mundo tienen diagnosticada la enfermedad de Parkinson, que se
caracteriza por la degeneración progresiva de las neuronas
dopaminérgicas del cerebro, las cuales liberan dopamina, un
neurotransmisor clave para la función motora.
A medida que estas células mueren, aparecen los
síntomas motores del párkinson, siendo los más comunes la ralentización
de movimientos y los temblores.
Cuenca, que estudia la retina desde 1984, señaló
que las células dopaminérgicas se encuentran asimismo en la retina y que
las personas con párkinson a menudo experimentan trastornos visuales.
En la actualidad no hay ningún biomarcador (pruebas biológicas) que permita la detección precoz de esta enfermedad, ha afirmado.
Sin embargo, el trabajo anterior realizado por el
equipo de Cuenca establece una relación entre la alteración de las
células de la retina y el párkinson, que, a su vez, analiza estudios
efectuados con modelos preclínicos de la enfermedad de Parkinson.
El doctor Cuenca estuvo estudiando las células
dopaminérgicas de la retina en los Estados Unidos durante dos años y ha
escrito varias publicaciones sobre este tema específico.
Este amplio bagaje alentó al Instituto de
Investigación de Salud Banner Sun a contactar con él y a presentar un
proyecto sobre el párkinson con retinas humanas a la Fundación Michael
J. Fox, que finalmente concedió una beca de 120.000 dólares durante un
año para desarrollar dicho trabajo.
"Vamos a determinar si, de hecho, las personas con
párkinson tienen alteraciones en la retina, si éstas pueden ser
identificadas y si podrían o no ser utilizadas como un biomarcador o
como una prueba diagnóstica complementaria para detectar esta enfermedad
y establecer su evolución", apuntó Cuenca.
Igualmente, se estudiará si la enfermedad de
Parkinson se manifiesta antes en la retina que en el cerebro y si la
degeneración de las neuronas dopaminérgicas en la retina es similar a la
de las células cerebrales en la enfermedad de Parkinson.
También se investigará la proteína alfa-sinucleina
y las células ganglionares melanopsínicas, ya que estas últimas ayudan
al cerebro a regular los ciclos circadianos (de vigilia y sueño), que,
según se cree, se rigen por las células dopaminérgicas, añadió Cuenca.
Para este científico, el estudio de la retina
puede ayudar en un futuro a detectar la enfermedad de Parkinson, ver su
evolución y evaluar si los tratamientos para esta patología son
eficaces.
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