Lisboa, (EFE).- Un joven de 23 años se coló en un bufete de abogados de la ciudad lusa de Coimbra y logró hacerse con un botín valorado en 74.730 euros (105.370 dólares), pero en vez de huir enseguida con el producto del robo, optó por darse un descanso. Quizá por los efectos propios de la noche del sábado, el joven ladrón se quedó dormido tan profundamente, acomodado en el confortable escenario de su delito, que no despertó hasta el mediodía del domingo. Sobresaltado, confuso y rodeado del jugoso y variado producto de su robo, el confiado asaltante se encontró al abrir los ojos con el abogado propietario del bufete.
Tras detener al somnoliento joven, que no ha sido identificado, la Policía informó de que se había apoderado de varias pinturas valiosas, relojes y anillos, una cámara fotográfica y un televisor.
Las autoridades creen que el arrestado, con antecedentes penales y entregado el lunes a un tribunal, escaló desde una terraza de la parte trasera del edificio y logró romper una puerta para entrar en la oficina del letrado.
Pero pese a la agilidad y fortaleza física que demostró para introducirse en el bufete, ahora puede dar con los huesos en la cárcel por intento de robo con falta de sueño.
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