La investigación para aclarar la muerte del expresidente chileno Salvador Allende abrió ayer un nuevo capítulo con la exhumación de los restos del exgobernante socialista, 38 años después de su deceso, en una concurrida diligencia en el Cementerio General de Santiago.
La diligencia estuvo encabezada por el juez de la Corte de Apelaciones de Santiago Mario Carroza y fue realizada por peritos del Servicio Médico Legal (SML) y de la Policía de Investigaciones, ante un equipo de forenses y antropólogos, cinco de ellos extranjeros.
El féretro con los restos del expresidente Allende (1970- 1973) fue trasladado a las dependencias del SML, donde un equipo multidisciplinario de expertos inició las pericias con un examen radiológico de la pequeña urna donde reposa la osamenta.
A continuación se clasificarán los restos óseos y se comprobará con exámenes arqueológicos que no haya ningún resto de ropa u otros elementos que puedan dar luz a nuevos detalles, detalló el director del SML, Patricio Bustos.
En paralelo, en los próximos días se enviarán a un laboratorio de Austria muestras óseas del expresidente y muestras de sangre de la familia para confirmar con pruebas genéticas que los restos pertenecen a Salvador Allende. Después de estas primeras evaluaciones, los peritos del SML y los especialistas extranjeros definirán los procedimientos a seguir en los meses siguientes.
Estos incluirán pericias balísticas para establecer si el exgobernante se disparó en la barbilla, como sostiene la versión más difundida de su muerte, y el tipo de arma que utilizó. En la exhumación también estuvieron presentes varios familiares de Allende, entre ellos la senadora socialista Isabel Allende y Carmen Paz, ambas hijas del mandatario, y dirigentes políticos.
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