Las trabajadoras de la ciudad de Nueva York están aprovechando la efervescencia de la campaña #MeToo (#YoTambién) para hablar públicamente del acoso sexual que experimentan y que no siempre es denunciado. La actriz Alyssa Milano popularizó el hashtag en octubre pasado como parte de un movimiento que comenzó Tarana Burke en 1996, directora de programas de la organización Girls for Gender Equity, establecida en Brooklyn.
Aguirre, de 25 años, no dudó en narrar públicamente su experiencia de acoso sexual y cómo venció el terror para encarar a su empleador.
“Quiero dar mi rostro y mi voz a las mujeres que sufren acoso sexual en el anonimato”, expresó Aguirre. “Pueden pasar años antes de denunciar. Decir ‘basta’ significa perder el trabajo, no es sencillo para una madre o una inmigrante indocumentada”.
Guadalupe contó que hace cuatro años uno de sus empleadores le prometió una mejor paga si accedía a sus proposiciones sexuales. Decir ‘No’ no fue suficiente para frenar el acoso, que se agravó con el abuso laboral.
“Ganarías más si fueras cariñosa conmigo”, “si quieres ganar más dinero ven a buscarme bañadita y arregladita”, son algunas de las frases que Aguirre escuchó de su empleador, además de soportar comentarios grotescos de sus compañeros de trabajo y capataces.
“Usaban el acoso sexual para intimidarme, era una forma de ejercer control sobre mí. No era tratada como una persona. Me hacían sentir como una herramienta más”, expresó Aguirre.
Ligia Guallpa, directora ejecutiva del Proyecto Justicia Laboral (WJP), dijo que la organización implementó clases acerca de cómo documentar el acoso sexual en el lugar de trabajo ante el incremento de reportes, especialmente cuando más mujeres comenzaron a incursionar en la industria de la construcción.
“Las clases también han sido útiles para educar a los varones. El acoso sexual se ha normalizado desde nuestros países, hay quienes cree que se trata de una práctica inofensiva y que no hay impacto emocional en las víctimas”, dijo Guallpa.
Un caso notable en la industria de la construcción es el de Valerie Martínez vs. Joseph Musso Home Improvement, una querella de acoso sexual investigada por la Comisión de Derechos Humanos. El propietario de la constructora terminó desembolsando $56,448, incluyendo $22,277 en concepto de robo de salario, además de $4,170 por daños y prejuicios, $12,000 por el daño emocional causado a la víctima y $18,000 en sanciones civiles.
El 2 de agosto de 2013, Martínez se reunió con Joseph Musso, dueño de la empresa, para cobrar su cheque de pago. Cuando ella se fue, su empleador le envío un mensaje de texto en el que se leía: “¿Cómo es que no te ves tan bien cuando vienes a trabajar?”, a lo que ella respondió: “Eso es inapropiado. Soy su empleada y no quiero sentirme incómodo trabajando para usted. Creo que es mejor seguir siendo profesionales”.
Musso despidió a Martínez indicándole que “ahora ya no tienes que preocuparte de sentirte incómoda”.
Según la Comisión, Musso no cooperó con la investigación y no compareció en tres ocasiones en el juicio, por lo que la agencia determinó el pasado 29 de septiembre que sería sancionado, además de que deberá implementar políticas contra el acoso sexual en su empresa.
En restaurantes el acoso sexual también es común
La industria del restaurante es otro sector en donde el acoso sexual es un ‘monstruo’ con el que deben lidiar meseras y cocineras. Incluso, algunos establecimientos en nuestra área han enfrentado demandas asociadas al abuso sexual por parte de gerentes y empleadores.Uno de estos sitios es Southampton Princess Diner, en Long Island. Las víctimas, la mayoría de ellas inmigrantes hispanas, presentaron una querella legal reclamando robo de salario, amenazas y acoso sexual durante años. El fiscal general Eric T. Schneiderman anunció en septiembre pasado el arresto del propietario Richard Bivona y el gerente John Kalogeras.
“Es devastador saber que las mujeres que aportan a nuestra economía local con su trabajo, de forma rutinaria tuvieron que soportar el acoso sexual, el robo de salarios y otras condiciones discriminatorias en el lugar de trabajo en Princess Diner”, dijo Anita Halasz, directora ejecutiva de Long Island Trabajos con Justicia, una organización de derechos humanos y justicia económica.
Sin embargo, John Carman, abogado de Bivona, sostuvo que su cliente es dueño del lugar desde abril de 2017 y que no está relacionado con las reclamaciones de los 13 trabajadores. Por su lado, el abogado de Kalogeras, Robert Schalk, dijo que su cliente es solo un empleado del lugar y niega rotundamente cualquier acusación de acoso, sexual o de cualquier otra clase.
“No soy un trozo de carne ni parte del menú”
La realidad de las empleadas de Princess Diner es la misma que sufren cientos de trabajadoras de la industria del restaurante en la ciudad de Nueva York y en toda la nación.“Por años he enfrentado acoso sexual de empleadores, gerentes y clientes. Sonreír y ser amable no significa que estoy incitando el acoso, la cortesía es parte de mi trabajo”, dijo Noemí, una mesera ecuatoriana de 26 años y empleada de un restaurante en Corona, Queens. “Un empleador intentó tocarme una vez. Me molestaba mucho que se creyera mi propietario. A las meseras nos trataba como un trozo de carne, como si fuéramos parte de su menú”.
Según un el reporte ‘The Glass Floor: Sexual Harassment in the Restaurant Industry’, de la organización Restaurant Opportunities Centers United (ROC), el 66% de las empleadas de restaurantes en Estados Unidos han sufrido acoso sexual por parte de los gerentes, el 80% por parte de sus compañeros de trabajo y el 78% por parte de los clientes.
La denuncia va en aumento en NYC
La Comisión de Derechos Humanos de la ciudad de Nueva York investiga actualmente 123 denuncias de acoso sexual y de género, de éstas, el 85% (105 casos) se produjeron en el lugar de trabajo. Los casos de acoso sexual representan casi el 40% de todas las reclamaciones de discriminación de género que la Comisión investiga actualmente, lo que representa 123 reclamos de acoso sexual de un total de 340 casos de discriminación por motivos de género.Los reclamos de acoso sexual, que se presentan en virtud de la discriminación de género, han aumentado casi el 50% en toda la ciudad en los últimos dos años, con 109 reclamaciones presentadas en 2016/15, en contraste con las 73 establecidas en 2014/13.
“Nadie tiene permiso para hostigar a otra persona debido a su género, sin importar cuánto dinero o poder tengan. El acoso sexual y la discriminación basada en el género son ilegales en la ciudad de Nueva York y la Comisión de Derechos Humanos, que aplica una de las leyes de derechos humanos más fuertes del país, lucha todos los días para proteger a las personas del acoso y responsabilizar a los infractores”, dijo Seth Hoy, portavoz de la Comisión. “Todos merecen vivir y trabajar con respeto y dignidad en esta ciudad, sin importar su género, sexualidad o identidad. Las víctimas deben denunciar el acoso y la discriminación sexual a la Comisión llamando al 718-722-3131”.
Y precisamente la Comisión realizará el miércoles 6 de diciembre una audiencia pública en la que las víctimas podrán testificar de forma segura sobre el acoso sexual que han experimentado. Los casos servirán para un informe con recomendaciones sobre cómo protegerse y documentar un reclamo.La agencia tiene la autoridad para investigar y responsabilizar a los infractores con sanciones civiles de hasta $250,000. La Comisión también puede ordenar capacitaciones sobre la Ley de Derechos Humanos, cambios en las políticas de la empresa y otras medidas de alivio, como el servicio comunitario y las disculpas mediadas.
Las víctimas, además de informar el incidente a su Departamento de Recursos Humanos o gerente, pueden reportarlos llamando al 311 y a directamente a la línea de la Comisión al 718-722-3131.............Fuente:eldiariony.com/Por:Zaira Cortez
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