viernes, 24 de mayo de 2013
La belleza que no hemos podido apagar.
Las aguas apacibles y el entorno que la circundan pueden brindarnos esta belleza llena de esplendor.
Aún invadidas por la realidad cruda, viva y al mismo tiempo triste de la
pobreza, no hay cómo ignorarla. Pese a las agresiones que tienden a
deteriorarlas por completo, como los vertidos indiscriminados, queda
esta estampa, prueba de que aún se puede salvar un cautivante regalo de
la Naturaleza tropical, en la confluencia de los ríos Ozama e Isabela,
en Los Tres Brazos, en el Gran Santo Domingo....Fuente:Elcaribe
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