martes, 26 de noviembre de 2019

Los lomos de los libros.

En el lomo de los libros aparece el título del mismo, el nombre del autor, la colección a la que pertenece si ese es el caso y el logo o identificativo de la editorial.
Eso está claro. ¿Entonces?
La cosa está en qué sentido debe ir escrito.
Si el ancho del lomo lo permite se suelen escribir esos datos en horizontal, para que se puedan leer con comodidad cuando el libro está alojado verticalmente en la estantería. Aunque también se pone el texto en vertical a lo largo del lomo usando así una tipografía de mayor tamaño que llame más la atención y que se lea mejor.
Si el lomo es demasiado estrecho la única opción posible es escribir el título y demás a lo largo del lomo.
Ahora bien… si el título se escribe a lo largo del lomo… ¿en qué sentido debe hacerse? ¿en escritura ascendente desde la base del libro hasta el extremo superior? ¿en escritura descendente desde la parte superior del libro hasta la base?
Basta echar un vistazo a cualquier biblioteca para darse cuenta de que tan común es una forma como la otra. Es más, si quieres leer todos los títulos deberás inclinar tu cabeza alternativamente hacia la izquierda y hacia la derecha para poder leer los títulos ascendentes y descendentes respectivamente.
Gimnasia de cuello.
Veamos. La tradición latina o francesa dicta escribir los textos del lomo en sentido ascendente, lo que obliga a voltear la cabeza hacia la izquierda para leerlos cuando el libro está en el estante. Y la tradición anglosajona dicta escribir los textos del lomo en sentido descendente, lo que obliga a voltear la cabeza hacia la derecha para leerlos cuando el libro está en el estante.
¿Cuál escoger entonces?
Si auto-publicas, el que más te guste. Si no es el caso, depende del libro de estilo de la editorial. Aunque la norma internacional ISO 6357:1985 dice que el título del libro debe estar idealmente transversal, es decir, para que se pueda leer horizontalmente. Si esto no es posible, el estándar especifica el título longitudinal descendente: de la parte superior del libro hasta su base. El título longitudinal ascendente lo designa expresamente como no estándar.
¿Y por qué?
Aducen que cuando el libro está apoyado horizontalmente contra una superficie, con la portada hacia arriba, se puede leer el título si este está escrito en sentido descendente. Así se pueden apilar y leer los títulos. En cambio, si están en sentido ascendente, al apilarlos así las letras quedan patas arriba impidiendo (o dificultando) la lectura.
Así pues, el fin de esta recomendación es facilitar la lectura y beneficiar a los usuarios de bibliotecas y librerías.
Por otro lado, muchos opinan que el sentido ascendente favorece la lectura del lomo cuando el libro está en pie, ya que el leve giro de cabeza hacia la izquierda es más natural y la forma más lógica de leer un texto es de abajo hacia arriba. Y los diferentes tomos de una obra o colección que se colocan en el estante correlativamente de izquierda a derecha, nos ofrecerán una lectura de sus lomos como si leyéramos los renglones de una página.
Los títulos descendentes son habituales de los países anglosajones, mientras que en la Europa continental lo son los ascendentes. Países europeos en los que la norma internacional choca con sus usos y tradición, razón por la que no la implementan en sus respectivas normativas nacionales.
Cada enfoque tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La elección de uno u otro depende de la costumbre imperante en el país de la edición. Y cada bloque sigue a la suya.
Resultado: seguiremos con la gimnasia de cuello.
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