ESTAMBUL/EFE.- Si en las
películas de catástrofes la caída de un meteorito sólo trae caos y
destrucción, para la aldea turca de Sariçiçek ha sido más bien un regalo
del cielo que dejó los campos salpicados de fragmentos por los que
aficionados y científicos han pagado decenas de miles de dólares.
Compradores
llegados desde Estados Unidos, Alemania, Dinamarca y, sobre todo de
Rusia, quieren llevarse un trozo del objeto que cayó el pasado 2 de
septiembre en esta localidad de apenas unas decenas de habitantes cerca
de Bingöl, capital de la provincia homónima en el sureste de Turquía.
Los
aficionados pagan precios que oscilan entre los US$15 y los US$60 por
gramo de piedra, y la pieza más grande encontrada hasta ahora pesaba 1.5
kilos, explicó al diario Hürriyet Mehmet Nezir Ergün, vecino de
Sariçiçek.
Los trozos de meteorito se han convertido así en una
auténtica lluvia de dinero en esta región, que se sitúa entre las diez
provincias más pobres de Turquía.
Sólo la semana pasada, las
piedras celestes dejaron US$200,000 en divisas en la región, asegura
Hürriyet, y muchos habitantes han conseguido dar un vuelco a su vida y
han comprando un coche o pagado deudas.
En un foro de “cazadores
de meteoritos”, un aficionado que se identifica como Michael Farmer
aseguró hace dos semanas que se llevó US$50,000 en billetes a Bingöl, y
los gastó “en pocos minutos” para adquirir las piezas más bellas.
Muestra en la web fotografías de piedras negras y de color verde oliva con la superficie brillante.
Desde
luego, no sólo los propios vecinos recorren ahora sus campos con la
vista fija en el suelo, sino también de las regiones cercanas han
llegado muchos buscadores de ese tesoro disperso.
Pero la
repentina riqueza ha suscitado también el interés de los inspectores de
Hacienda, que esta semana se han acercado a Sariçiçek para pedir que los
vecinos paguen impuestos sobre estos ingresos “celestiales”.
Los
funcionarios se toparon con la resistencia de los vecinos, que no veían
en función de qué ley iban a pagar impuestos sobre las ventas
individuales y anecdóticas de un hallazgo fortuito.
“Sabemos que
la minería está sujeta a impuestos, pero no extraemos nada de la tierra,
ni tenemos empleados ni hemos creado una empresa comercial, sólo
recogemos piedras que se han caído del cielo”, se defendía Ergün en
declaraciones a Hürriyet.
El propio ministro de Finanzas de
Turquía, Mehmet Simsek, lanzó la pregunta el jueves en su cuenta de
Twitter, proponiendo una votación popular, no vinculante, en la que el
70 por ciento de los alrededor de 30,000 usuarios que han participado
apoyan que no se graven esos ingresos.
Pero ya antes de acabar el
sondeo, Simsek indicó en una entrevista con la agencia Anadolu que la
venta individual de fragmentos de meteorito no estaba sujeta a impuestos
en el caso de los vecinos del pueblo.
“No se puede considerar
que los ciudadanos de Bingöl que hayan recogido las piedras de meteorito
en sus propias tierras formen una organización comercial”, por lo que
no están sujetos a tasas”, explicó el ministro.
Distinto es el
caso de “quienes hayan llegado de otras provincias para realizar esta
labor con un fin comercial”, lo que sí cuenta como ingreso sujeto a las
normas de Hacienda, detalló el ministro.
lunes, 23 de noviembre de 2015
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