Veamos primero qué ocurre durante una tormenta.
Las nubes están formadas por vapor de agua. Cuando la temperatura disminuye lo suficiente se forman en su interior pequeños cristales de hielo. Los vientos desarrollados por la tormenta hace que estos cristales de hielo rocen entre sí y la fricción consigue que se carguen electrostáticamente, provocando que los iones negativos se coloquen en la parte baja de la nube y los positivos en la parte superior.
Por otra parte, en tierra firme los iones positivos se sienten atraídos y se orientan hacia la parte superior. Los campos eléctricos producen electrones libres en el aire y éste se ioniza, convirtiéndose en conductor de la electricidad.
Cuando la diferencia de potencial es suficientemente elevada se produce la descarga eléctrica del rayo, que sigue la trayectoria más rápida, la más eficiente. Aquella que sigue un buen conductor y evita a pérdida de energía mediante calor.
Es decir, un rayo “prefiere” impactar en una torre metálica que en un árbol. Y lo de “prefiere” está dicho en el sentido de que la electricidad se siente atraída, por la propia ionización, por un material buen conductor. Y que si impacta en un material aislante, como la madera de un árbol, la corriente lo atravesará debido a la enorme diferencia de potencial, pero produciendo una pérdida de energía en forma de calor, suficiente para evaporar instantáneamente el contenido de agua, quemarlo o partirlo en dos.
El pararrayos es, pues, un elemento conductor de esa corriente al ser metálico y acabar en punta para concentrar la ionización es un punto en lugar de una superficie más amplia.
Se coloca en lo alto el edificio más alto, de manera que proporciona la salida más eficiente para la descarga eléctrica, ya que es mejor conductor que el propio aire y que los edificios circundantes.
Y, mediante unos cables conductores, se conecta a tierra en unas placas de disipan la electricidad. Lo que viene a ser una toma de tierra, vamos.
Y gracias al pararrayos, los rayos que iban a caer en cualquier punto de su cercanía, pudiendo causar estragos, llegan a tierra sin causar daño alguno.
www.sabercurioso.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario