El departamento de Justicia de Estados Unidos
liberará entre finales de octubre y principios de noviembre a 6.000
presos que todavía no han terminado su condena como medida para aliviar
la superpoblación de las cárceles, según publicó ayer el Washington
Post.
La liberación de presos, que será la mayor que se ha producido jamás de una sola vez en EE.UU., tendrá lugar entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, y aproximadamente dos tercios de los reclusos serán trasladados a centros de reinserción o se les confinará temporalmente en sus hogares hasta que se les ponga en libertad bajo vigilancia.
El otro tercio son ciudadanos extranjeros que serán "rápidamente deportados", según el diario capitalino.
La liberación de los 6.000 presos tiene dos objetivos, por un lado, aliviar la situación que se vive en las cárceles de EE.UU., donde la población de reclusos se ha multiplicado en los últimos años, y por otro rebajar las "severas" penas impuestas en delitos relacionados con las drogas en las últimas tres décadas.
El año pasado, la Comisión de Sentencias del Gobierno estadounidense decidió reducir las penas potenciales por delitos relacionados con la posesión, consumo o venta de drogas, y decidió que el cambio tuviese carácter retroactivo.
El pasado 16 de julio, el presidente Barack Obama hizo una visita histórica a una prisión federal para pedir una reforma que "replantee" el sistema de justicia criminal, que ahora "genera cárceles superpobladas, impone un estigma a los exconvictos e impacta de forma desproporcionada a negros e hispanos".
Obama se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos que visita durante su mandato una prisión federal, al recorrer la cárcel de El Reno, en el este de Oklahoma, y reunirse con seis presos encarcelados por delitos relacionados con las drogas.
El mandatario quiere aprobar este año en el Congreso una reforma del sistema de justicia penal del país, con el fin de reducir las sentencias a los condenados por delitos no violentos relacionados con las drogas, que afectan principalmente a los hispanos y a los negros.
Alrededor de 2,2 millones de personas están hoy tras rejas en Estados Unidos, que concentra el 25 % de los presos del mundo, una cifra cuatro veces más alta que la de China y superior a la de los 35 países más importantes de Europa juntos, según la Casa Blanca.
La liberación de presos, que será la mayor que se ha producido jamás de una sola vez en EE.UU., tendrá lugar entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, y aproximadamente dos tercios de los reclusos serán trasladados a centros de reinserción o se les confinará temporalmente en sus hogares hasta que se les ponga en libertad bajo vigilancia.
El otro tercio son ciudadanos extranjeros que serán "rápidamente deportados", según el diario capitalino.
La liberación de los 6.000 presos tiene dos objetivos, por un lado, aliviar la situación que se vive en las cárceles de EE.UU., donde la población de reclusos se ha multiplicado en los últimos años, y por otro rebajar las "severas" penas impuestas en delitos relacionados con las drogas en las últimas tres décadas.
El año pasado, la Comisión de Sentencias del Gobierno estadounidense decidió reducir las penas potenciales por delitos relacionados con la posesión, consumo o venta de drogas, y decidió que el cambio tuviese carácter retroactivo.
El pasado 16 de julio, el presidente Barack Obama hizo una visita histórica a una prisión federal para pedir una reforma que "replantee" el sistema de justicia criminal, que ahora "genera cárceles superpobladas, impone un estigma a los exconvictos e impacta de forma desproporcionada a negros e hispanos".
Obama se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos que visita durante su mandato una prisión federal, al recorrer la cárcel de El Reno, en el este de Oklahoma, y reunirse con seis presos encarcelados por delitos relacionados con las drogas.
El mandatario quiere aprobar este año en el Congreso una reforma del sistema de justicia penal del país, con el fin de reducir las sentencias a los condenados por delitos no violentos relacionados con las drogas, que afectan principalmente a los hispanos y a los negros.
Alrededor de 2,2 millones de personas están hoy tras rejas en Estados Unidos, que concentra el 25 % de los presos del mundo, una cifra cuatro veces más alta que la de China y superior a la de los 35 países más importantes de Europa juntos, según la Casa Blanca.
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