El clero dominicano afirma que el linchamiento de un ser humano “merece nuestra más firme condena”.
“Ver a una multitud enardecida brotando de su piel
odio y fuego de venganza en su máxima expresión, es algo execrable.
Observar una turba quitándole la vida a una persona como si estuvieran
en un matadero de animales, es llegar a la barbarie”, deplora.
En su órgano de difusión impreso, periódico
Camino, que circula semanalmente en el país, particularmente en la
comunidad católica, esta religión hace un llamado urgente para que las
autoridades ataquen las causas que generan la descomposición social que
vive el país.
A seguidas se pregunta ¿por qué tantos jóvenes
están atrapados en una red delincuencial que los lleva a la tumba,
cuando apenas comienzan a vivir?
Señala que la frecuencia de las muertes de
presuntos delincuentes por parte de turbas enardecidas, es un indicio de
que la justicia dominicana “va camino hacia el fracaso, junto a los
demás poderes del Estado”.
Agrega que ninguna persona tiene derecho a
quitarle la vida a otra, por haberla encontrado violando la ley, y menos
cuando la misma ya está sometida a la obediencia, esposada y maniatada.
¿Dónde está el respeto a los derechos humanos?, enlaza cuestionándose.
Enfatiza que en una sociedad civilizada es a la
justicia a quien le corresponde ventilar en los tribunales el grado de
culpabilidad del infractor de la ley.
“No se construye Patria pasándose la culpabilidad
de la violencia que sufrimos de un sector a otro. El desorden existente
en la casa que habitamos es responsabilidad de todos”, subraya.
Asegura que aquellos que participan en los
linchamientos deben ser sometidos a la justicia, para que respondan por
esos actos que califica de salvajes.
“La indiferencia ante estos hechos abominables lo
que hace es multiplicar la violencia hasta hacer del país un infierno”,
precisa.
Dice que ha llegado el momento de frenar las
ejecuciones públicas, y evitar el derrumbe de los cimientos que
sostienen la sociedad dominicana.
El editorial de Camino, que se titula “Acciones
Salvajes”, cierra así: “Qué lástima que encontremos personas que
aprueban y justifican estos actos criminales, mientras otros guardan un
silencio cómplice, olvidando el mandato divino de No Matarás”.
POR LUIS BRITO/Elnuevodiario.com
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