Nueva York/Elnuevodiario.- Desde que se fundara el
Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) en el año 1845
hasta la fecha, 863 uniformados han muertos en el cumplimiento de su
deber, siendo el último de ellos el agente Brian Moore, de 25 años,
asesinado la semana pasada de un disparo en la cabeza por el delincuente
Demitrius Blackwell, de 35 años, cuando el oficial se disponía a
requisarlo, al notarle la posesión de una pistola de manera ilegal.
Los otros muertos más recientes fueron cuatro en
el 2014, entre ellos Rafael Ramos y Wenjian Liu, ambos asignados al
precinto 84 en Brooklyn, cuando fueron acribillados a balazos de manera
sorpresiva por el delincuente Ismaaiyl Brinsley el 20 de diciembre.
Asimismo, Michael C. Williams, asignado al precinto 47 y quien montado
en un vehículo policial sufrió un grave accidente en Bruckner Boulevard
en el mes de septiembre.
También el 6 de abril, Dennis Guerra subió al piso
13 de un complejo de viviendas de Coney Island, para advertir y evacuar
a los inquilinos de incendio, quedando atrapado en el siniestro para
luego morir en el hospital.
Entre los cientos de agentes que también han
fallecido en el cumplimiento de su deber se encuentran los por
enfermedades desarrolladas después de responder y acudir a las torres
gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Hay que recordar la muerte del oficial Michael
Buzeck, ocurrida en octubre de 1988 en un edificio de la calle 161 del
vecindario dominicano de Washington Heights, en el Alto Manhattan, hecho
atribuido a los narcotraficantes criollos Daniel Mirambueaux, Pablo
Almonte y José Fernández. Ese mismo día, y a diferencia de horas, otro
policía fue también asesinado en la calle 105. El oficial Chris Hoban
recibió varios balazos cuando formaba parte de una unidad encubierta que
hacía una investigación contra narcotraficantes
locales.
El dominicano Mirambueaux, acusado de dispararle
al agente Buzeck, huyó a la República Dominicana y cuando fue apresado y
esposado cayó (supuestamente) desde la tercera planta del palacio de la
Policía Nacional mientras alguaciles (Marshalls) de Estados Unidos lo
esperaban para traerlo extraditado a Nueva York. Almonte y Fernández
fueron extraditados y condenados a 25 años.
El pasado fin de año, el influyente periódico
neoyorkino Daily News informó que en los últimos 15 años agentes
policiales de NY habían asesinados 179 personas en diferentes
circunstancias. El 86 % eran hispanos y afroamericanos, y los agentes
envueltos en los homicidios estaban en servicio. Casi el 27 % de los
muertos estaban desarmados y el peor de los años fue 2012, en el que
agentes mataron 21 civiles.
El presidente del Sindicato de Policías, Patrick
Lynch, respondió al tabloide diciendo que casi 80 policías fueron
asesinados en esos 15 años mientras patrullaban las calles de la
ciudad.
William Bratton es actualmente el Comisionado del
NYPD, y tiene bajo su mando un poco más de 35 mil agentes; es
considerado el departamento policial más completo en EEUU; posee 76
precintos distribuidos en los cinco condados; tiene actualmente un
presupuesto de 77.700 millones de dólares; en solo 42 ocasiones utilizó
intencionalmente sus armas de fuego el pasado año. Asimismo tuvo unos 20
millones de contacto con la población civil, unas 400 mil detenciones y
4 millones y medio de carreras de radio, en una ciudad con cerca de
nueve millones de habitantes.
El NYPD cuenta con una amplia gama de servicios
especializados, incluyendo la unidad de servicios de emergencia, unidad
canina, patrullaje portuario, apoyo aéreo, desactivación de explosivos,
contraterrorismo, inteligencia criminal, anti-pandillas, anti-crimen
organizado, narcóticos, transporte público y vivienda pública. Además,
la Policía de Tránsito de NYC y el Departamento de la Autoridad de
Vivienda de la ciudad fueron integrados al departamento en 1995.
La División de Inteligencia y Oficina
Contraterrorismo, dirigida por un ex empleado de la CIA, tiene oficiales
residiendo en 11 ciudades extranjeras como Londres, París, Madrid, Tel
Aviv, Hamburgo y Toronto.
El NYPD establece que su misión es mejorar la
calidad de vida en la ciudad, trabajando en colaboración con la
comunidad, y de acuerdo con los derechos constitucionales, hacer cumplir
las leyes, preservar la paz, reducir el miedo y proporcionar un
ambiente seguro (cortesía, profesionalismo, y respeto, reza el slogan en
los vehículos.
Por Ramón Mercedes
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