El solo hecho de ser llamada mamá hace de cualquier mujer un ser
especial, por la capacidad única que poseen de poder traer vida al
mundo. Sin embargo, dentro de ese selecto grupo hay casos excepcionales
que hoy son tomados como ejemplo para honrar a todas esas luchadoras,
que lo han dado todo por el bienestar de sus hijos.
“Le pedí al Señor que me dejara ser madre y no mujer”. En esa frase
encierra la señora Ramona Méndez, de 93 años, la clave para sacar
adelante a sus ocho hijos, habiendo quedando viuda a los 35 años. Lavaba
y planchaba la ropa a los militares de la entonces Marina de Guerra,
para buscarles el sustento.
Eran los años posteriores al ajusticiamiento del tirano Rafael
Leónidas Trujillo y el Gobierno estaba a cargo del Triunvirato. Ella
vivía en la calle José María Serra número 11, en Villa Duarte, en un
barrio conocido entonces como ‘El Hoyo’. De ahí iba hasta la zona de
Mata Hambre con la ropa a cuestas, recogiéndola sucia y entregándola
lavada y almidonada. “Para juntar cincuenta pesos mensuales yo tenía que
lavarle a 10 guardias, si me pagaban todos, porque a veces me
engañaban, entonces era ‘una misa de sanación’. Yo cogía al mercado de
Villa Consuelo con un saco y compraba víveres por pila y arroz barato.
Dejaba cinco o tres pesos para cualquier emergencia mía o de algún
vecino”, expresa......Por Sorange Batista/Hoy.com
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