Guiados por las estadísticas, se puede
establecer que las historias en las telenovelas tradicionales están
totalmente agotadas, en razón de que por lo regular se basan en el mismo
guión, la misma trama de la suegra millonaria que es villana y no
quiere saber de la novia de su hijo; el amor prohibido, los besos
apasionados, la infidelidad, la guerra entre familias, la buena
muchacha humilde que es la sufrida en la trama, la villana súper mala y
el protagonista que termina siempre felizmente casado.
Esto es cosa del pasado, ahora invaden la
televisión local las narconovelas, un culto al poderoso mundo de las
drogas y el crimen organizado.
Producciones para escandalizar la sociedad.
Llenas de mucho morbo. Un derroche de dinero, sexo, alcohol, tráfico,
consumo y mucho plomo, dramas que explican claramente la vida de los
narcotraficantes más poderosos y las guerras por el control entre los
carteles.
Contenidos cargados de violencia, corrupción y
perversidad, nos muestran cómo se desarrolla el crimen organizado, cómo
los capos fabrican “sus muñecas”, conocidas ahora “chicas prepagos” que
vienen siendo una especie de finas prostitutas.
Cada capítulo proporciona los pasos de cómo el
lavado de activos puede ser una realidad en el mundo del arte, la
política, el modelaje y los negocios.
Las muertes por encargo, chantajes, sobornos a
políticos y militares y los testaferros, provocan de ese modo el más
rápido deseo en la juventud vulnerable a que se inserta, en muchos
casos, en el sistema de riquezas inmediatas y la vida fácil.
Lograr sus objetivos y de esta manera la
exhibición de casas, vehículos, armas y poder, pero también le puede
esperar la muerte por acribillamiento o el largo encarcelamiento.
Tomemos en cuenta los títulos estridentes que se
utilizan para llamar la atención, como El Patrón del Mal: Pablo Escobar,
Sin Senos No Hay Paraíso, El Capo, La Reina del Sur, Las Muñecas de la
Mafia.
Forman parte también de los subjetivos títulos El
Cartel de los Sapos, Rosario Tijeras, la Diosa Coronada o “Made in
Cartagena”.
Una de estas telenovelas se llama “El Señor de los
Cielos”, personificando a un famoso narcotraficante mexicano (Amado
Carrillo Fuentes), supuesto líder del cartel de Juárez. Un título
pretencioso e irrespetuoso al comparar el poder de este narcotraficante
con el del Altísimo.
COMO SI EL OBJETIVO FUERA BRINDAR ESTRATEGIAS
Un manual legal para enseñar los métodos más finos
a la hora de la comercialización y distribución de sustancia
alucinógena a nivel local e internacional, resultan estos libretos en
un tipo de telenovela que reflejan una cruda la realidad.
Escritas por supuestos ex miembros de los carteles, estas producciones buscan morbo, rating y facturación.
Países como Panamá y Venezuela están prohibidas las telenovelas truculentas por los antivalores que proyectan ante la sociedad.
Sin embargo, en la República Dominicana, de
acuerdo al director de la Comisión de Espectáculos Públicos y
Radiofonía, J.M. Hidalgo, esa institución no tiene la capacidad legal
para retirar o censurar estos tipos de narconovelas.
“No existe una ley para sacar de la programación
a las telenovelas que en cada edición promueven la venta y consumo de
las plantas más dañina (la coca y marihuana) que existe en el mundo,
causante de más del 50% de los robos, violaciones, secuestros y
violencia intrafamiliar que ocurren en la sociedad”.
El costo de cada una de estas telenovelas, de
acuerdo con Telemundo y Univisión, oscila entre 40.000 y 400.000
dólares, dado que se toma en cuenta las locaciones, el soporte técnico
que demandan, el vestuario, su amplio aparataje, las herramientas y
transporte para las escenas de aire, tierra y mar.
Se destaca la realización de “El Capo” que costó
$100,000 dólares por cada capítulo y “El Patrón del Mal: Pablo Escobar”,
que costó el rodaje alrededor de 300 millones de pesos colombianos,
equivalentes a $164,000 dólares.
Autor: YISSUS TAVERAS/Elnuevodiario
No hay comentarios:
Publicar un comentario