En las comunidades aledañas a la zona donde está enclavada la minera Barrick Gold la situación no es nada positiva.
En
cada una de ellas surgen quejas y denuncias sobre contaminación
ambiental, efectos nocivos a la salud, la agricultura y las zonas de
irrigación, como consecuencias de los procesos que realiza la empresa
con el uso de sustancias químicas.
Las voces de los distintos
sectores en la provincia Sánchez Ramírez suenan como una sola, pidiendo
la revisión del contrato entre la empresa canadiense y el Estado
dominicano y el establecimiento de controles en la forma como ésta
opera. Lo piden las juntas de vecinos, la alcaldía, los ambientalistas,
médicos, abogados, historiadores, agricultores, amas de casa y
motoconchistas, entre otros.
“Ese contrato está hecho de una
forma que nos perjudica, la comunidad donde vivo está cerca de la
empresa y te juro que no he visto el primer beneficio para nosotros
hasta ahora”, asegura Inocencio Heredia, un agricultor, padre de cinco
hijos que reside desde hace 23 años en la comunidad Maricao, situada a
corta distancia de la mina. Inocencio no se anda con rodeos cuando se
refiere a la Barrick y con frecuencia señala hacia el cielo, cuando toca
el tema de la contaminación. “El cielo se pone rojo, coloraíto, cuando
prenden las máquinas, no sé qué diablos es lo que echan ahí, pero me
están matando a plazo. Hay un bajo con frecuencia que me obliga a
trancar las puertas, porque me sofoco y me sube la presión”, asegura.
Inocencio
no está equivocado, si se toma en cuenta que sus expresiones son
revalidadas por el médico Vicente Luna y el ambientalista Pablo Andino
José Marte, presidente de la Fundación para la Protección del Medio
Ambiente, Vida y Salud. Luna asegura que conoce casos concretos en la
provincia Sánchez Ramírez de enfermedades pulmonares como el asma
bronquial, y vaginitis en las mujeres por la contaminación que tienen
las aguas.
“La Barrick está lanzando al río Yuna un tipo de agua
que pudiera compararse casi con la solución de batería. Solo imaginemos
lo que está lanzando esa empresa a la presa de Hatillo. Eso es
criminal”, dijo el galeno, quien también es historiador.
Mientras,
el ambientalista Marte sostiene que si bien la actual minera heredó un
problema ambiental de la antigua Rosario Dominicana, también está
originando otro mayor, que afecta directamente a las comunidades
adyacentes al proyecto.
Esas comunidades son: El Naranjo, Las
Lagunas, Zambrana, Chacuey, El Limpio y Tres Bocas, entre otras.
“Barrick construye las 24 horas y todo ese proceso lo sufren en carne
viva todas esas personas. Por tanto, los moradores no tienen un segundo
de paz ni de tranquilidad, ni de día ni de noche”, apuntó. Sostuvo que
las cuencas hidrográficas, como el río Maguaca, han sido afectadas de
manera directa por el alto nivel de contaminación que llega hacia éstas,
producto de las correntías y las aguas pluviales.
¿Y la reubicación?
En
el caso de las personas más expuestas a la contaminación, debido a la
cercanía con la mina, algunos sectores proponen que inicialmente se haga
una reubicación de esas viviendas en lugares lejanos al área de
explotación. Menos expuestos al polvillo y a otras formas de afectar la
salud que tiene la mina de Pueblo Viejo, Cotuí.
Una de esas
viviendas sería la de Juana Hernández, una señora que constantemente se
queja de que la Barrick solo acude donde ellos a decirles lo que hace
para ganarse su dinero, pero no hace nada para beneficiar la comunidad.
“Nunca
nos atienden, vienen usando unos términos que no entendemos”, dijo.
Varios agricultores de las comunidades cercanas a la mina sostienen que
sus frutos se dañan ahora, cosa que no ocurría antes de instalarse la
mina.
Reconocen que no tienen explicación científica para ese
fenómeno. Las opiniones entre los representantes de las juntas de
vecinos de la provincia Sánchez Ramírez sobre la empresa minera no son
nada positivas.
“Nosotros hablamos a partir de lo que estamos
viendo. Ese contrato fue hecho para beneficiar a los grandes dueños de
la mina. Eso debe ser modificado. El pueblo de Cotuí, que está en la
boca del lobo y que sufre todos los efectos contaminantes, está
dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para que las cosas no
sigan el camino que llevan”, planteó el presidente de la Unión de
Juntas de Vecinos, Juan Ortega.
Según sus informaciones, la contaminación tocó el río Yuna, considerado el principal suplidor de agua.
El
efecto ha sido “dominó”, según el dirigente, porque ya quienes tenían
en la pesca su fuente de sustento han quedado prácticamente sin esa
posibilidad. “En el río lo que se observa es una lama verde, la gente no
pesca por temor a envenenarse.
El abogado cotuisano Joaquín
Reinoso también opinó ayer sobre el tema, mostrando decepción por la
forma como el Estado dominicano se desprende de sus pertenencias para
favorecer a compañías extranjeras. “Cómo es posible que esto ocurra
mientras los hombres y mujeres de la provincia Sánchez Ramírez somos
quienes sufrimos las consecuencias de la contaminación de la Barrick
Gold”. l
Molina Lluberes advirtió problemas
El alcalde
municipal de Cotuí, Rafael Molina Lluberes, entrevistado ayer rememoró
que cuando fue diputado advirtió a la Barrick que tendría serios
problemas si el contrato pasaba, como finalmente pasó. “Lo pasaron,
violaron todos los procedimientos de la Cámara de Diputados. Quienes
hicieron eso, sin duda, actuaron en contra del país”, dijo Molina
Lluberes. Aseguró que “entre otras barbaridades que tiene el contrato,
se establece que la carga que saque la Barrick Gold del país no es
revisable en aduanas”. Y agregó, a manera de pregunta: “Qué sabes tú lo
que van ellos a sacar de ahí.
Aquí se han comprado muchas
voluntades para defender un crimen contra el país y contra el Estado”.
Molina Lluberes sugirió a la empresa minera plantear ella misma la
revisión del contrato y advirtió que si bien el pueblo de Cotuí es
pacífico, también tiene capacidad de reaccionar....Fuente:Elcaribe/Por:Martin Polanco
sábado, 2 de febrero de 2013
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