Desde el siglo XVIII, en el ramo del calzado se utiliza una unidad propia: el punto. Pero ese punto no es una medida consensuada, pues ocurre como con otras tantas medidas existentes antes de la adopción del Sistema Métrico Decimal, en cada zona o región tienen su propia medida. Así el punto tiene diferente medida según el lugar, y podemos hablar del punto París, el punto Berlín, el punto Viena… que los maestros artesanos habían fijado a raíz de locales acuerdos.
Todo esto no tuvo demasiada importancia hasta finales del siglo XIX, cuando la Revolución Industrial modificó para siempre los modelos habituales de producción y se desarrollaron los modelos fabriles de fabricación en masa.
Pero veamos la evolución. Ya a principios del siglo XIX se extiende en Europa el uso del punto París merced a la ocupación napoleónica. Este punto equivale a 2/3 cm, es decir 6,667 mm, con lo que 3 puntos o números equivalen a 2 cm. Y como muchos países consideraron tal punto demasiado grande, muchos de ellos introdujeron medias medidas o puntos (3,334 mm), pudiéndose encontrar el 37,5 o el 40,5, por poner unos ejemplos.
Pero no queda ahí la cosa con esto de la numeración, pues los ingleses siguen su propio sistema. Ya a principios del siglo XIV, Eduardo II, rey de Inglaterra, determinó que tres granos de cebada juntos formaban una pulgada (2,54 cm) y que 12 pulgadas formaban un pie (30,48 cm), por lo que los artesanos zapateros tomaron como unidad de calzado el equivalente a un grano de cebada, es decir 1/3 de pulgada, es decir 8,467 mm. Siendo habitual también el uso de medios números con una medida de 4,234 mm.
Y de tal manera que su size 1 equivale a 22 cm, lo que equivale a un 33 francés.
Y en norteamérica se sigue el modelo inglés aunque varía el punto de partida. En el sistema americano, la escala empieza 1,116 mm antes, lo que significa que en comparación con el sistema inglés, cada número empieza un poco antes.
Con lo fácil que sería seguir una numeración métrica… a un pie de 25 cm le correspondería un 25, a uno de 27,5 cm un 27,5… pero la tradición tiene mucho peso.
Actualmente el número de calzado en España es el mismo que en el resto de países del entorno europeo (excepto Reino Unido) y se corresponde a un número más del que estaba vigente anteriormente.
Nota sabionda: Esta diferencia radicaba en la forma de medir la longitud del pie, ya que mientras en España se utilizaba para ello la huella de la planta del pie, el sistema continental se sirve de la proyección del mismo sobre el suelo para calcular la longitud.
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