Una pareja fue condenada hoy a cadena perpetua por un tribunal británico
por el brutal asesinato de su hijo de cuatro años, al que pegaron y
privaron de alimento hasta su muerte, en actos, según la jueza, de una
"crueldad inimaginable".
Magdelena Luczak, de 27 años, y su pareja, Mariusz Krezolek, de 34, ambos de nacionalidad polaca, deberán cumplir al menos 30 años en prisión antes de poder ser considerados para redenciones penitenciarias, según dispuso la magistrada.
Durante el juicio, los acusados, que tenían problemas de alcohol y drogas, negaron los cargos y se acusaron mutuamente de la muerte del niño.
El pequeño Daniel Pelka murió en su habitación en marzo de 2012 tras permanecer encerrado durante 33 horas en ella sin calefacción y con una herida en la cabeza causada por sus progenitores, quienes lo maltrataban continuamente, según se expuso durante el proceso judicial.
El niño era sometido constantemente a palizas y vejaciones y llevaba seis meses desnutrido antes de recibir el golpe que finalmente causó su muerte.
Este caso ha conmocionado al Reino Unido por su extrema crueldad y las autoridades de Coventry (centro de Inglaterra) han puesto en marcha una investigación sobre la actuación de los servicios sociales.
Aunque los profesores del niño dieron la voz de alarma sobre sus morados y magulladuras, aparentemente los agentes de protección de menores no tomaron las medidas necesarias para salvaguardarlo.
Al dictar sentencia, la jueza del tribunal de Birmingham (centro de Inglaterra) dijo a la pareja que habían cometido actos "de una brutalidad incomprensible" y "crueldad inimaginable".
Antes de imponerles un mínimo de 30 años a cada uno, subrayó que, en las nueve semanas del juicio, no había observado en la madre y el padrastro "ningún signo de arrepentimiento".
Magdelena Luczak, de 27 años, y su pareja, Mariusz Krezolek, de 34, ambos de nacionalidad polaca, deberán cumplir al menos 30 años en prisión antes de poder ser considerados para redenciones penitenciarias, según dispuso la magistrada.
Durante el juicio, los acusados, que tenían problemas de alcohol y drogas, negaron los cargos y se acusaron mutuamente de la muerte del niño.
El pequeño Daniel Pelka murió en su habitación en marzo de 2012 tras permanecer encerrado durante 33 horas en ella sin calefacción y con una herida en la cabeza causada por sus progenitores, quienes lo maltrataban continuamente, según se expuso durante el proceso judicial.
El niño era sometido constantemente a palizas y vejaciones y llevaba seis meses desnutrido antes de recibir el golpe que finalmente causó su muerte.
Este caso ha conmocionado al Reino Unido por su extrema crueldad y las autoridades de Coventry (centro de Inglaterra) han puesto en marcha una investigación sobre la actuación de los servicios sociales.
Aunque los profesores del niño dieron la voz de alarma sobre sus morados y magulladuras, aparentemente los agentes de protección de menores no tomaron las medidas necesarias para salvaguardarlo.
Al dictar sentencia, la jueza del tribunal de Birmingham (centro de Inglaterra) dijo a la pareja que habían cometido actos "de una brutalidad incomprensible" y "crueldad inimaginable".
Antes de imponerles un mínimo de 30 años a cada uno, subrayó que, en las nueve semanas del juicio, no había observado en la madre y el padrastro "ningún signo de arrepentimiento".
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