viernes, 27 de noviembre de 2009

Papa pide que se garanticen los derechos de los niños emigrantes.


CIUDAD DEL VATICANO/EFE.- El papa Benedicto XVI ha expresado su "preocupación" por la situación de los niños emigrantes y refugiados y ha pedido a Estados e instituciones internacionales que intervengan para garantizarles un ambiente social que permita su desarrollo físico, cultural, espiritual y moral.

El Papa dio este mensaje con motivo de la 96 Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, que se celebrará el 17 de enero de 2010, que presentó hoy en el Vaticano el arzobispo Antonio María Veglió, presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes.

El lema de esta jornada es "Los Emigrantes y refugiados menores" y en su mensaje el Pontífice señala que la emigración es un fenómeno "que impresiona" debido al número de implicados, por las problemáticas sociales, económicas, políticas, culturales y religiosas que plantea "y por los desafíos dramáticos que supone para las comunidades nacionales y para la internacional".

"El emigrante es un ser humano con derechos fundamentales inalienables que todos deben respetar siempre", afirmó el Obispo de Roma, que agregó que aunque la Convención de los Derechos del Niño afirma con claridad que hay que salvaguardar siempre el interés del menor "lamentablemente en la realidad esto no siempre sucede".

Añadió que aunque en la opinión pública crece la conciencia de la necesidad de una acción concreta e incisiva para la protección de los menores de edad, muchos de ellos son abandonados corren el riesgo de ser explotados.

"La Iglesia actúa para que se respeten los derechos de los emigrantes y los refugiados y estimula a los responsables de las naciones, de los organismos y de las instituciones internacionales para que promuevan iniciativas oportunas en su apoyo", afirmó.

Benedicto XVI subrayó que vivir en un país extranjero sin puntos de referencia reales genera en los niños "innumerables trastornos y dificultades, a veces graves, especialmente a los que se ven privados del apoyo de su familia".

A este respecto, el Pontífice señaló que un aspecto típico de la emigración infantil es la situación de los chicos nacidos en los países de acogida o la de los hijos que no viven con sus padres, que emigraron después de su nacimiento, sino que se reúnen con ellos más tarde.

El Papa precisó que esos adolescentes forman parte de dos culturas, con las ventajas y las problemáticas ligadas a su doble pertenencia, una condición que sin embargo -aseguró- puede ofrecer la oportunidad de experimentar la riqueza del encuentro entre diferentes tradiciones culturales.

Por ello, añadió, es importante que se les dé la posibilidad de acudir con regularidad a la escuela y de acceder al mundo del trabajo y que se facilite su integración social gracias a estructuras formativas y sociales oportunas.

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