jueves, 11 de julio de 2013

Hispanas en NYC sufren violencia doméstica en silencio.

Nueva York — En la muerte de Viridiana Victorio en un ataque casero, el silencio de muchos es el implicado que nadie menciona y el principal responsable de que ahora sus tres niños no tengan claro su futuro.

En Nueva York, la violencia doméstica tiene efectos complicados para los inmigrantes hispanos, especialmente para los indocumentados. En el caso de la mexicana, que murió supuestamente apuñalada por su pareja en Queens la semana pasada, familiares y vecinos dan fe del infierno de violencia en que vivía. No obstante, ahora sus tres hijos menores están a cargo de la Agencia de Servicios Infantiles, mientras el padre es el principal sospechoso de su crimen.

"El problema con los niños de estas familias inmigrantes es quién los reclama luego", dijo Cecilia Gastón, directora ejecutiva de Violence Intervention Program (VIP), una organización que ayuda a este tipo de víctimas en Nueva York. "Si nadie que demuestre autoridad legal sobre ellos los reclama a tiempo, acabarían en foster care [servicio de acogida] y de ahí es muy difícil sacarlos".

Para evitar que esto ocurra, Gastón aconseja tener un plan, cuyo primer paso es registrar a los menores en el consulado correspondiente, aunque ellos hayan nacido en Estados Unidos. Esto permite —agregó la experta— que el consulado tenga autoridad para entregárselos a un pariente en el lugar de origen, cuando no tienen otros familiares en el país.

Muchos vecinos de Victorio sabían que ella era maltratada, pero ninguno denunció la situación, incluso a veces por petición de la misma madre, cuya condición migratoria no ha sido revelada. Esta situación es muy común –advierten los expertos- por la desconfianza en las autoridades.

"El miedo a que se deporte a alguien adquiere preferencia", explicó Gastón. "La realidad es que la agresividad de las autoridades contra el inmigrante indocumentado es tal que nuestras comunidades prefieren ocultarlo todo", opinó.

Por ello se recomienda que los vecinos orienten a la víctima para saber qué alternativas tiene y que muchas organizaciones ofrecen ayuda gratuita y confidencial.

"Si un vecino le da apoyo y le da un teléfono al que llamar, donde le digan que no tiene que vivir sujeta a ese abuso, eso puede significar la diferencia entre la vida y la muerte", aseguró Karina Aybar-Jacobs, directora del programa contra la violencia doméstica Nuevo Amanecer, que ayuda especialmente a latinas en Nueva York.

La familia puede también propiciar el silencio. En una ocasión, recordó Gastón, VIP asistió a una niña inmigrante, de 13 años, quien denunció a su padre por pegarle a su madre. Como consecuencia, el padre fue deportado y los familiares repudiaron a la madre y a sus hijos por ello.

En este sentido, destacó Aybar-Jacobs, la falta de adiestramiento de los agentes puede ser un gran obstáculo. "La víctima está en un momento emocional complicadísimo y seguro no puede articular bien lo que le está pasando". Si, además, el abusador habla inglés –agregó— podría manipular la situación a su favor.

"La única solución es siempre pedir ayuda antes de que el caso llegue a mayores", advirtió Cecilia Gastón. "Una vez que la Policía tiene que intervenir, la cosa se complica"........

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