sábado, 15 de octubre de 2011

Cuando el ‘sueño americano’ se convierte en una pesadilla


Wanda Méndez
Santo Domingo/Listindiario.com

Viajar en busca de una mejoría económica para ellos y sus familias ha sido el sueño de muchos dominicanos. Incluso, algunos criollos han desafiado las enfurecidas aguas del mar Caribe para hacerlo montados en una yola. Otros utilizan falsas identidades para entrar a territorio extranjero. Pero en tierras lejanas, las cosas no resultan siempre como se espera. Por diferentes motivos algunos se han visto envueltos en conflictos judiciales y han terminado en la cárcel fuera de su patria.

Félix Bautista es uno de esos dominicanos que guardan prisión en Estados Unidos, donde hasta el 2010 estaban recluidos en cárceles de los diferentes estados 23,500 criollos, conforme al último censo realizado por la Oficina Poblacional de allí.

Esa cifra es la más reciente sobre la población penitenciaria de dominicanos en Estados Unidos, según señaló a LISTÍN DIARIO Nallibe Sapeg, de la División de Protección Intereses del Dominicano en el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Tráfico de drogas, tráfico de personas, robo, homicidio, violencia intrafamiliar y problemas migratorios son los delitos más comunes.

Félix Bautista, oriundo de Baní, está recluido en una cárcel en Texas, EEUU. Cuando tenía poco más de 20 años, viajó a Estados Unidos en busca de un sueño que se convirtió en pesadilla, porque cayó preso al cabo de casi dos años de pisar suelo norteamericano. El dominicano ya ha cumplido 23 años de prisión en distintos centros penitenciarios estadounidenses.

Aunque ya Bautista cumplió la condena de 20 años que le impuso un tribunal, ha permanecido en prisión por tres años más, debido a algunos conflictos que ha tenido en el recinto penitenciario.

La deportación de este criollo está prevista para diciembre, pero sus familiares solicitan a las autoridades nacionales que gestionen su regreso antes, porque ya él anhela estar en su patria. Su familia también ansía tenerlo en casa, para que se reencuentre con los suyos, pues padece quebrantos de salud.

Cuando se marchó, Bautisa dejó aquí a su mujer, Milida Avalo, con siete meses de embarazo. Durante los primeros años, a su único hijo solo lo pudo ver en fotos. Más tarde, una tía se lo llevó de visita a la cárcel, el único lugar donde tuvo contacto con su hijo. Cuando regrese no podrá verlo, pues murió en un accidente de tránsito hace tres años.

Una esposa que espera
Milida Avalo recuerda con nostalgia el día en que partió su esposo. Ella nunca se volvió a casar y está dispuesta a ayudarlo cuando regrese. Aunque duda que el trato sentimental continúe igual, confiesa que lo quiere, porque es el papá de su extinto hijo. “El se ha portado bien, le mandaba su dinero, construyó una casa que está alquilada, el dinero yo se lo guardo”, cuenta.

Bautista le decía a su esposa que iba a viajar a fin de conseguir dinero para construir una casa y que a los dos años regresaría. La estadía se prolongó de forma involuntaria.

“Me siento triste, tanto tiempo sin verlo”, dice, al tiempo de afirmar que nunca le gustó viajar, por lo que tiene casi 25 años sin verlo.

Privado de su libertad
Durante los casi 25 años que lleva fuera del país han ocurrido varios hechos trágicos en la familia de Félix. No pudo asistir al funeral de sus padres, que murieron mientras él estaba en prisión. Tampoco al de un hermano que falleció de un infarto mientras guardaba prisión en EEUU, el mismo día en que murió su hijo en República Dominicana, en un accidente de tránsito.

Félix se fue con documentos falsos, un “machete” que lo rebautizó como Pedro Rafael Mejía Ruíz.

“Él llegó allí, trabajaba en construcción, teníamos cuatro hermanos allá, todos trabajaban, hasta que un día se le ocurrió obtener algo más fácil y hacía sus pequeños mandaditos (drogas); hubo un tiempo en que lo agarraron junto con unos mexicanos y lo acusaron de conspirador y como jefe de una banda”, narró su hermana, Daniela Bautista, quien también residió muchos años en EEUU. Ahí comenzó su pesadilla.

Fue sentenciado a 65 años de prisión y en apelación bajaron la pena a 20 años. Durante su encarcelamiento ha sido trasladado a diferentes cárceles de Estados Unidos. Daniela dice que es duro tener un familiar preso y mucho más en el exterior.

LOGRAN PARAR SENTENCIA
Julio García explicó que el caso del pelotero Fabio Gómez será conocido este mes, después que las autoridades dominicanas lograron una prórroga para ejecutar la sentencia de pena de muerte. El hecho ocurrió hace 10 años.

Diversos motivos llevan a la prisión
Una mejoría económica

Dominicanos de distintos estratos sociales han caído presos en el exterior y por diversas causas. Viajan en busca de mejorar su situación económica.

De la fama a la cárcel
En el 2001, el pelotero dominicano de Grandes Ligas, Fabio Gómez, fue condenado a pena de muerte, acusado de matar a su novia. Está recluido en una cárcel de Texas.

Gracias a la Dirección de Prisiones y a las autoridades consulares, logró una prórroga en la ejecución de la pena.

Falta de recursos
El dominicano Gustavo Mazara Lugo cumplió hace dos años su condena de 11 años, en Guayaquil, Ecuador, pero no ha podido lograr su libertad por falta de los 500 dólares de multa impuesta. Sigue viviendo en la misma cárcel. Familiares pidieron su colaboración al Departamento Consular de la Dirección de Prisiones.

Localiza una hermana
La Dirección de Prisiones ayudó a Anni Miosotis Jiménez a localizar a su familia en el país, después de cumplir una condena de 10 años en Estados Unidos. Fue deportada, pero aquí solo vivía una hermana, que encontró gracias a la mediación del departamento consular de Prisiones.

Quiere libertad condicional
En Panamá está preso Miguel Mazara por homicidio. Cumplió más de la mitad de la pena de 20 años y quiere libertad condicional para cumplirla aquí, pero la ley de Panamá contempla ese recurso para quedarse en el país.

Deportada
Aracelis Yuderkis Castillo, una joven de San Francisco de Macorís que entró con nombre falso a Estados Unidos vía México, logró que el consulado de California le gestionara su deportación. Estuvo 12 días presa.

Estafa con santería
Luis Bruno fue condenado a 25 años de prisión en Guadalajara, México, por estafar con más de 30 millones de dólares. Allí instaló una “santería” para adivinar la suerte. Los estafados querían lincharlo.

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