lunes, 6 de junio de 2011

Prostitutas quieren que consideren su trabajo.

Por Gardenia Mendoza Aguilar/ la opinion

MÉXICO, D.F.- Las destrezas de Mérida y Kyara son pura matemática: como prostitutas pueden ganar hasta 100 dólares al día "si le echan ganas" mientras que su experiencia en otros trabajos como camareras, meseras, limpiadoras o vendedoras apenas da unos 25 dólares máximo, aún cuando se empeñen.

Así que llevan la frente en alto. "Es un trabajo más", dice Kyara, de 22 años. "Con ‘El Talón’ saqué a mis hijos adelante", precisa Mérida, de 44.

Estas mujeres son parte de un grupo de aproximadamente 4,200 sexoservidoras del barrio "La Merced" -en el corazón de la capital mexicana- que empujan la legalización de su oficio tolerado por una ley que no actúa contra ellas "si los vecinos no lo piden".

Un reglamento opaco y ambiguo que permite a policías y lenones falsificar solicitudes para vulnerar a las chichas, extorsionarlas y abusarlas.

"Gente de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal y la Procuraduría General de la República se disputa los puteros de la Ciudad de México", denuncia Jaime Montejo, activista fundador de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, una organización de asesoría jurídica, médica y psicológica para prostitutas.

La nueva ley contra la trata de personas —promulgada en enero pasado- permite a agentes ingresar a las zonas de tolerancia para buscar a menores o víctimas de explotación, aunque no lo sean.

Brigada Callejera documenta que del total de mujeres afiliadas a la organización en 28 estados de los 36 del país, sólo entre el 12 y el 15% han sido obligadas a ejercer la prostitución; el resto, son consecuencia de la mala economía.

Hacerlas pasar por víctimas es más bien una trampa. "Se llevan a las chicas en operativos y tanto ellas como los dueños de los hoteles donde van con los clientes pierden tiempo y dinero", afirma Elvira Madrid, presidenta de la Red Mexicana de Trabajo Sexual.

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