miércoles, 15 de junio de 2011

“Bartolo despulpaba casi dos mil cajones de café con una mano” .

Por Wendy Almonte y Miguel Ponce/Elcaribe.com

Santiago. En el desarrollo y los logros en la carrera del pitcher de los Yankees de Nueva York, Bartolo Colón, son muchas las personas que han puesto su granito de arena, pero su padre Miguel Valerio Colón ha sido eje fundamental en ese sentido.

Aunque solo jugó pelota a la antigua en su pueblo natal, Altamira, con bates hechos de forma rudimentaria y pelotas de hilos, don Miguel Valerio, (Vala), tiene la experiencia de un Grandes Ligas.

En entrevista concedida a El Caribe, en su residencia del sector Cerro Alto en Santiago, dice don Miguel que cuando siente que su hijo hace lanzamientos por el medio o se les quedan altos lo llama para decirle qué le está fallando en la mecánica.

“Yo le digo como debe hacer algunos pitcheos, y me dice: ‘papi eso es verdad’. Él se deja llevar de mí en algunas cosas, porque a la juventud no hay quien la ataje, el dinero rompe barreras, pero después Bartolo es un muchacho bueno, muy amistoso, muy bueno con los demás, con su madre, sus hermanos. Él les ha comprado casa a todos sus hermanos”, expresó Vala.

La fortaleza en los pitcheos en el diestro lanzador de los mulos el Bronx, al parecer fueron adquiridos en sus años de adolescentes, pues según narra su padre, su hijo tuvo que trabajar hasta recogiendo café encima de una mula en su natal Altamira, Puerto Plata.

“Él fue bien criado, Bartolo despulpaba casi dos mil cajones de café con una mano, tumbaba aguacate y yo los paraba, era un muchacho muy bueno”, recuerda el orgulloso padre.

En la actual temporada, Bartolo Colón registra un excelente record de cinco victorias, y una efectividad de 3.10, después que se pensó que su carrera estaba liquidada por las lesiones en su brazo.

Colón inició una prolífica carrea que se ha mediado de la década de los 90 con los Indios de Cleveland y ha lanzado con los desaparecidos Expos de Montreal, Angelinos de Anaheim, Medias Blancas de Chicago y los Medias Rojas de Boston.

Miguel Valerio solo hace hablar de las bondades de su hijo a quien considera una persona que se entrega por los demás, no solo por su familia, sino por los moradores de su pueblo.

Aunque a Bartolo no le gusta hablar de lo que hace, aplicando el viejo refrán de que no sepa la mano derecha lo que hace la izquierda, en Altamira es sin lugar a dudas la persona más queridas y admiradas, pues cada navidad siempre lleva una contribución a los que menos tienen.

“A Bartolo no le gusta decirlo, pero para Nochebuena llena cuatro o cinco camiones de alimentos y se va a los campos a dárselo a las personas necesitadas”, relata el padre, quien dijo que él tiene un equipo de 15 ó 20 muchachos, llamado Los Muchachos de Bartolo, pero que muchos de estos, al ver que estaba declinando en su carrera se fueron del lado, “pero muchos han repoyado ahora. Antes él le daba carros, camiones y casas a mucha gente, pero ahora me dice que es otro”.

Valerio define a su hijo como un hombre serio, obediente, fuerte que lucha por lo que quiere y que por eso ha logrado recuperar el terreno perdido.

“Que cuide su brazo”. Bartolo fue intervenido recientemente por médicos de Santiago mediante el método de células madres que le permitió recuperarse de las serias lesiones, aunque el pasado sábado tras un magnifico partido fue colocado en la lista de incapacitados por 15 días debido a problemas de desgarre en una pierna.

“Él me dice que está como de quince, que se siente el brazo como cuando tenía quince años, y yo le digo que cuide su brazo, porque si uno tiene una cosa buena la cuida, porque luego no la consigue”, expresa el padre al ser cuestionado sobre las condiciones de su hijo.

No obstante, se muestra cauto al cuestionarlo sobre el futuro de su hijo, y dice que solo Dios sabe lo que le tiene deparado para el futuro. “Dios sabrá, si tú me preguntas mañana para donde voy, te digo yo no sé, pero Dios si sabe para dónde voy, y eso de pelota es una suerte. Yo lo encuentro bueno, pero hay que esperar, porque hay medicina que son buenas y sanan, y otras alientan”, considera Vala.

El santuario de un ídolo familiar

En el segundo nivel de su residencia, Miguel Valerio Colón tiene un salón lleno de recuerdos. Allí tiene muchos de los premios y reconocimientos que Bartolo ha conquistado durante su carrera, entre ellos el Cy Young que ganó en el 2005, así como camisetas enmarcadas de los equipos en que ha jugado.

Pero él no solo guarda aquí los recuerdos en físicos, sino también otros que están muy adentro de su corazón.

Al cuestionarlo como se siente cuando lo ve en el terreno de juego, procedió a recrear con emoción como lo vitorea la familia cuando van a verlo jugar en distintos estadios norteamericanos y lo azuzan a que ponche al contrario, “para que me des el ponche a mí”.

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