sábado, 5 de febrero de 2011

Pandillas tienen en jaque a autoridades.

Julie López / Especial para EDLP

Ciudad de Guatemala — Los delincuentes y criminales juveniles colocaron a Guatemala en titulares internacionales desde que empezó 2011: una bomba explotó en un autobús del transporte público el 3 de enero porque los propietarios no pagaron la extorsión de la Pandilla Barrio 18.

Esta y su principal rival, la Mara Salvatrucha (MS), ahora suman 12 mil miembros en todo el país, según un investigador de la Policía Nacional Civil (PNC). Mientras tanto, la unidad policial especializada en investigar crímenes y delitos perpetrados por pandilleros y mareros en todo el país sólo tiene a 60 detectives.

Sin embargo, la disparidad podría ser peor. Una persona que perteneció a la MS explicó a EL DIARIO/LA PRENSA que la cifra de pandilleros y mareros ronda los 200 mil, formales e informales, pues no incluye los "apadrinados" (hasta de 8 años de edad). Ellos son aprendices antes de su aceptación formal en el grupo, y suelen provenir de hogares con un grado severo de violencia intrafamiliar.

"Ahora las pandillas y las maras son responsables del 90 por ciento de las extorsiones en el país", dijo el investigador policiaco a EL DIARIO/LA PRENSA. Además, advirtió que a esta causa obedecen los asesinatos de conductores de autobuses del transporte público, en los que a veces están involucrados los choferes, sus ayudantes, o los socios de las empresas transportistas, como en el caso del 3 de enero. Entre los seis detenidos por este ataque, que dejó 9 muertos, también figura Elizabeth De la Cruz Hernández, de 63 años (abuela de Sonia Véliz, de 20, quien colocó la comba en el autobús). Según la fiscalía, De la Cruz tenía una cuenta bancaria a su nombre, donde se presume fueron depositados fondos de las extorsiones.

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