jueves, 20 de enero de 2011

Haitianos llegan en masa a Higüey .

Por Felivia Mejía

LA ALTAGRACIA. Ciudadanos dominicanos se mezclan con los haitianos entre los cientos de personas que improvisan cocinas y áreas para dormir alrededor de la Basílica de Higüey, previo a la celebración del Día de La Altagracia.

A pesar de que la Rectoría de la Basílica de Higüey prohibió que se cocine dentro del área circundante al templo, los feligreses no han acatado la orden.

En los alrededores de la iglesia se observa una alta presencia de feligreses, principalmente ciudadanos haitianos, que están preparando sus alimentos en anafes y fogones improvisados, con carencia de higiene.

A eso se suma la presencia masiva de niños haitianos pidiendo en la entrada del templo y en las calles circundantes.

Otras medidas que los asistentes a la Basílica han ignorado son las prohibiciones de ventas de velones, flores y alimentos cocidos, lo cual ha provocado la queja de algunos ciudadanos que se sienten incómodos.

Lourdes Andújar vino desde Barahona con diez miembros de su familia, y se queja de que no tiene las condiciones para comprar comida fuera, por lo que encendió su anafe, aunque las autoridades religiosas se lo hayan prohibido.

Los ciudadanos haitianos y dominicanos están mezclados entre los cientos de personas que se han acercado a la Basílica previo al Día de la Virgen de La Altagracia, que se celebra mañana con diversas actividades, incluida una misa en creole, dialecto de Haití.

La mayoría de los haitianos que han venido a rendir tributo a la Virgen son residentes en el país, principalmente en las provincias de la región Suroreste.

El rector de la Basílica, sacerdote Evaristo Areché Freijomil, había advertido que no permitiría la presencia de gente cocinando, pero no tiene forma de evitarlo.

Presencia. Ramón Meristi llegó al templo católico cansado, pero feliz. Al mediodía de ayer cumplió su ofrecimiento a la Virgen de que llegaría caminando desde el puente Juan Carlos, en Santo Domingo Este, hasta su altar en la Basílica.

A Meristi, de 43 años, le faltan la pierna y el brazo izquierdos, pero esa discapacidad no fue obstáculo para que saliera el pasado 10 de enero a pie desde Santo Domingo hasta Higüey, como ofrecimiento para que los dominicanos mejoren su situación.

"No me cansé en ningún momento, eso fue cosa de Dios. Caminaba contento de cumplir mi propósito. En los pueblos por los que pasé recibí el apoyo de la gente", expuso.

Cientos le rinden tributo

Al igual que Ramón Meristi son muchos los dominicanos y haitianos católicos de devoción mariana que han caminado descalzos desde sus hogares, cumpliendo promesas hechas a la Virgen porque ya recibieron los favores que le habían pedido.

Otros, como María Rodríguez, de 47 años, suben hasta el retablo de La Altagracia después de avanzar arrodillados desde la entrada de la Basílica, agradecidos de que Dios les devolvió la salud.

Ramón Pineda viajó desde Elías Piña para donar unos velones que había prometido a la Virgen si sanaba de sus dolencias estomacales. No le permitían subir hasta la pequeña imagen con los velones encendidos, pero impuso su voluntad porque “no le podía quedar mal a la Virgen”.

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