martes, 5 de octubre de 2010

Es más fácil cruzar muerto la frontera..

Claudia Núñez/EDLP

El envío de cadáveres hacia Estados Unidos se ha convertido ya en un proceso rutinario para las funerarias mexicanas de Ciudad Juárez.

Al menos dos veces por semana, las carrozas de José Meléndez cruzan la frontera y las diligencias que en el pasado eran casos de cuerpos de ancianos o turistas estadounidenses, ha dado paso a un nuevo fenómeno, el traslado de restos de mexicanos hacia la unión americana.

Frente a la violencia que azota al vecino país, familias de origen mexicano temen regresar a su patria, incluso, para sepultar a sus seres queridos. En otros casos, los pedidos de envío de cuerpos, son simplemente el fruto de la inmigración.

"Cuando toda la familia vive en Estados Unidos que caso tiene que el abuelo o los padres queden enterrados en México si ya no hay nadie que los visite en el cementerio", comenta Meléndez, gerente de traslados de cuerpos de la funeraria Perches en Ciudad Juárez.

Al ubicarse en la ciudad con los índices de asesinatos más altos de todo México, Meléndez ha notado que junto a los pedidos de trasportación de cuerpos, otra demanda también va en aumento: los familiares en EEUU suplican que no se den detalles del destino al que son trasladados los fallecidos.

"Cuando son casos de acribillados, lo primero que nos pide es que no revelemos el destino, ni el cementerio donde serán enterrados", comenta el empresario.

El cuerpo de un jovencito que murió a manos de un comando armado en una fiesta de cumpleaños junto con otros 15 estudiantes en Ciudad Juárez y los restos de un comerciante acribillado en las afueras de su negocio en Chihuahua, son algunas de las historias recientes de mexicanos que hoy descansan en diversos estados de la unión americana.

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