SANTO DOMINGO. Los constantes actos de violencia que suceden en el país dan pie a algunos especialistas en conducta social para pronosticar que en un futuro se podría vivir una situación explosiva en la ciudadanía o que la República Dominicana podría convertirse en uno de los países más violento de América Latina. Los sociólogos Daniel Pou y Octavio Figueroa, director del centro del Estadios Sociales Padre Juan Montalvo (Centro Bono) alertan que, de no tomarse las medidas necesarias, el país se podría enrumbar al prototipo de caos social que se vive en México. Apenas el martes, cuatro personas murieron en Santiago en hechos de violencia. Un reporte estadístico del Instituto Nacional de Patología Forense, muestra que al mes de junio fallecieron 162 personas de las cuales, 77 fueron asesinadas, un promedio de 2.5 personas por día. Una encuesta publicado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) indica que en el 2009 se duplicaron los asaltos, y sólo en el Distrito ocurrieron 90,563, equivalente a 248 asaltos por día. Hechos como estos, sumados a los casos en que personas mueren en manos de las autoridades policiales, son a juicio de los sociólogos, así como de la antropóloga social Tahira Vargas, un reflejo de una sociedad que ve en la violencia la forma de resolver sus conflictos. Vargas considera que el mal manejo que se ha dado al tema de la delincuencia y la criminalidad, caracterizada por la impunidad y la complicidad de los organismos de seguridad, está desbordando a la ciudadanía y la hace cada vez más violenta. Cita como caso las ejecuciones extrajudiciales que comete la Policía Nacional, violando el sistema de democracia. "El uso de violencia y excesos de parte de la Policía provoca en la ciudadanía más violencia porque: la violencia es un espiral como fenómeno social, y cuando en vez de acudir a la Justicia, que es la vía de la democracia, se lleva a la violencia y al ajusticiamiento, la gente aprende eso, y se convierte en un modelo social". Agrega que "entonces la Policía está enseñando en la gente que ese es el método, pero además lleva inseguridad porque la gente ve que si andan en la calles lo pueden matar y buscan un arma para defenderse". Entiende que de no romperse con esa red delictiva con medidas radicales en el tema de la seguridad, se llegaría a una situación explosiva donde todo el mundo tendrá armas y querrá tomar la justicia por sus propias manos. En términos similares se expresa Pou, quien ve la necesidad de ciudadanizar el Estado. "Aquí todo el mundo ejerce las cuotas de poder sobre la ciudadanía de manera violenta y abrupta y eso como consecuencia de que nuestro país tiene una carencia de institucionalización, y la legitimidad desde el poder es poco contemplada", plantea. Indica que si desde las instituciones que deben ser el modelo de la sociedad, se ejerce violencia en práctica y discurso, la ciudadanía entiende que el patrón de accionar es la violencia, que es el ejemplo a seguir. "Si las clases dirigentes no toman las riendas y asumen un proyecto de nación tendente a superar esos males y donde ellos mismos tengan que enmendarse, RD en 10 años sería uno de los más violentos de AL". Figueroa a su vez entienden que el país podría llegar a ser un estado fallido. "Si nosotros no caminamos a unos niveles de reorientación de todo el aparato estatal y el Gobierno, creo que estaremos pisándole los talones a países que son instituciones en el tema de violencia y donde la vulnerabilidad es tal que la ciudadanía no está segura". Vincho dice Sicariato es cultura Para el encargado de la Comisión Nacional de Ética, Marino Vinicio Castillo, el sicariato en el país ya no es sólo un recurso del crimen organizado, "sino que implica un tipo de cultura peligrosa que está yendo a cuestiones de tipo personal". "Si hacemos una revisión se darán cuenta de que lo que estamos viendo ahora viene de lejos, lo único que ahora está asumiendo características más dramáticas, por una sencilla razón, cuando el narco se incomoda con la autoridad (....)", dijo. Expuso que "aquí se han dado casos de ejecuciones de acreedores que se ha presumido, aunque no se ha hecho la prueba, que han sido los deudores que los han mandado a matar. A veces entre herederos, a veces entre gente discutiendo linderos, por cualquier detalle personal le han puesto precio a la vida y aparece quien lo haga. Es muy delicado".
De t. molina/Y. ALCANTARA
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