sábado, 10 de julio de 2010

Imponen 218 años a un nicaragüense por muertes.

Por MIGUEL CRUZ TEJADA
NUEVA YORK._ Rodolfo Godínez, un inmigrante nicaragüense indocumentado, fue sentenciado ayer jueves a 218 años en la cárcel por el asesinato de tres estudiantes de la Universidad Estatal de Delaware, durante un sangriento atraco perpetrado detrás de una escuela secundaria en Newark (New Jersey).


Se le identificó como miembro de la peligrosa pandilla MS–13 (Salva Mara Trucha). Los crímenes ocurrieron en el 2007 y además de los asesinatos, el inmigrante hispano fue sentenciado también por robo y porte ilegal de arma de fuego.

El juez fue implacable con el centroamericano de 27 años de edad, quien durante la lectura de la sentencia, no dijo una sola palabra en la Corte.

Las víctimas, Dashon Harvey, Terrance Aeriel y Iofemi Hightower, eran estudiantes sobresalientes en la Universidad de Delaware y ese día, habían viajado a New Jersey para divertirse.

Una cuarta víctima, Natasha sobrevivió y en el hospital identificó a los criminales, acusación que confirmó durante el juicio en la corte de Newark.

Ella dijo después de la sentencia que cuando Godínez muera en la cárcel, hará una gran fiesta de celebración. Parientes de los muertos hablaron en la audiencia y mostraron satisfacción con la condena, aunque algunos dijeron que el nicaragüense debió haber sido ejecutado. Otros cinco acusados están a la espera de juicios.

El hispano, a quien su abogado describió en un juicio celebrado en la Corte Superior del Estado, como un “simple espectador” de los asesinatos y con retardo mental, también fue declarado responsable por un total de 17 cargos relacionados con los homicidios.

Godínez actuó junto a otros tres pandilleros.

Una prueba del ADN de Godínez, confirmó que él había estado tomando cervezas antes, durante y después de los asesinatos y la muestra se tomó de una botella encontrada en la escena.

El jurado sólo necesitó cuatro horas para llegar al veredicto de “culpable” contra Godínez en cada una de las 17 acusaciones criminales. Los cadáveres de las víctimas que fueron encontrados arrinconados en una pared del área de recreo de la escuela superior de Newark, tenían un balazo en la nuca.

Además, los estudiantes asesinados fueron apuñalados y la sobreviviente atacada con un machete, salvando milagrosamente la vida.

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