lunes, 19 de abril de 2010

Adultos en cuerpos de niños....


Escrito por: RAYSA CORPORAN

La semana pasada el país fue sacudido con el apresamiento de una banda de seis jóvenes acusados de robar, torturar y asesinar a taxistas. Lo más impactante del hecho es que ninguno sobrepasa los veinte años, y cuatro de ellos son menores de edad. Actos como éstos, que cada vez se hacen más frecuentes en menores de edad, llevan a la conclusión de que los jóvenes de hoy no son los de ayer.

Aunque juventud siempre ha sido sinónimo de rebeldía, este impulso hoy traspasa lo previsible para desvelarnos menores asesinos, jóvenes involucrados en hechos punibles ante la ley.

El psiquiatra César Mella, consultado al respecto, aseguró que todos los jóvenes en la historia de la humanidad han sido rebeldes, pero que estos “jóvenes delincuentes” tienen un perfil distinto, y desde temprana edad dan señales que deben tomarse en cuenta, como la crueldad hacia los animales, la agresión al entorno o la falta de respeto a los límites y normas.

Al analizar el caso citado, Mella lleva su análisis un poco más allá, asegurando que los adolescentes que cometen ciertos delitos quizás sean considerados menores ante la ley, pero psicológicamente no lo son.

“Es que no son niños, son adultos menores, cuyo proceso de maduración para el mal se ha completado en momentos en que otros niños juegan y se dedican a estudiar y a trabajar. Podrían tener 17 años, pero son unos adultos en términos de su desarrollo psicológico”, expresó.

Buscando razones. Este comportamiento inapropiado puede obedecer a diferentes factores: uno puede ser la crianza, pero también la influencia social y/o mediática.

El psiquiatra explica que por lo general son jóvenes que “proceden de familias disfuncionales, están desvinculados de la escuela y/o el trabajo; desde la temprana infancia han sido catalogados como niños difíciles o problemáticos”.

Aunque se tiene la costumbre de responsabilizar a los padres por el mal proceder de sus hijos, en nuestro país debería analizarse desde otra perspectiva, pues, según explica Mella, la mitad de los jóvenes dominicanos no vive con sus padres, sea porque emigraron, porque los cría una tía o un abuelo, o porque sus progenitores no asumieron la paternidad.

“Aquellos nidos en donde mamá y papá están atentos desde temprano a la crianza en valores y límites en el seno de un hogar, son una minoría. Y no importa que sean pobres y marginados”, dijo.

Cuando estos jóvenes han presentado trastornos de la personalidad desde temprana edad sin que se haya buscado ayuda profesional, tal vez sí se pueda hablar de complicidad, no sólo de los padres, sino también de psicólogos escolares o cualquier responsable de vigilar su conducta, reconociendo, en todo caso, que los padres no siempre pueden o tienen conciencia de la necesidad de contener a tiempo las conductas antisociales de sus hijos.

“El hábito ‘pandilleril’, se da en todos los sectores sociales. Todos los jóvenes marotean, hacen travesuras... pero los hoy adultos fuimos castigados y premiados en su momento, disfrutamos de familiares que nos impusieron límites, profesores que prescribían castigos, de una barrio en donde habían personas que ‘corregían’. Pero todo eso se ha diluido en el devenir de esta compleja modernidad”, dijo Mella.

Los medios de comunicación y el entorno también pueden ser determinantes. “Lo que esos jóvenes consumen vía medios de comunicación es pura incitación a la violencia. Además, en su entorno, el líder es el que distribuye drogas, y ‘prende fogones’.

Advertencia

El especialista analiza el caso citado como una alerta para padres y familiares de jóvenes con conductas “extrañas”, porque lo que hoy es una infracción menor mañana será un delito mayor. “El que entre los 12 y 18 años no estudia, no trabaja, está en drogas y con malas juntas es un candidato a ser protagonista, tarde o temprano, de estas tragedias.

Mella aseguró que no se puede durar que la sociedad actual continuará degenerándose en valores.

“No estoy seguro de que generando fuentes de empleo, disminuyendo la deserción escolar, mejorando los mensajes en medios de comunicación, saneando la justicia y los organismos cohercitivos del Estado podamos desinfectar una sociedad donde el narcotráfico ha contaminado las propias entrañas de la conducción del Estado, las escuelas, la justicia, los organismos armados, ni que podamos disminuir la incidencia y prevalencia del crimen organizado por adolescentes”.

Las claves

Factores comunes en casos de delincuencia juvenil

1. Niños problemáticos

2. Uso de sustancias adictivas a temprana edad

3. Bandas juveniles regenteadas por adultos con experiencia

4. Maltrato infantil, violaciones y otras frustraciones

5. Poca o ninguna atención de los padres y/o educadores

Zoom

El caso

Sobre los jóvenes involucrados en el asesinato de taxistas, Mella dijo que son candidatos a ser delincuentes por el resto de su vida. “Observen que en el asesinato en serie de los taxistas coincidieron sexo, obtención de dinero, crueldad, drogas, buen planeamiento de la organización como bandas... Su reeducación es difícil y no dependerá en modificación alguna del Código del Menor. Van a la cárcel o a un albergue en donde perfeccionarán sus técnicas delictivas. Su trastorno de personalidad es tan profundo que la intervención psicológica, necesaria por cierto, tendrá grandes limitaciones”.

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