jueves, 4 de febrero de 2010

Frustración comienza a adueñarse de Haití por falta de coordinación en ayuda.


Puerto Príncipe, (EFE).- La frustración comienza a adueñarse de Puerto Príncipe a medida que pasan los días y la distribución de comida y suministros continúa siendo deficiente, algo en lo que coinciden tanto el Gobierno de Haití como la oposición. Unos pocos cientos de personas se congregaron hoy en el barrio de Petion Ville para expresar su frustración porque, superadas las tres semanas desde que ocurrió el terremoto, la entrega de ayuda es irregular, no sacia las necesidades de la población y, según los damnificados, definitivamente no está funcionando. La manifestación, confirmada por medios locales, es sólo una expresión más de que no se está dando respuesta a los problemas de coordinación entre los organismos de ayuda humanitaria que surgieron a su llegada para dar respuesta a la crisis que comenzó el pasado día 12 por el terremoto.

A eso se suman las denuncias de corrupción en el tratamiento de la ayuda por parte de las autoridades locales.

Según los manifestantes de Petion Ville, la responsable municipal del barrio exige dinero a los damnificados a cambio de cupones para conseguir un saco de arroz.

La denuncia adquiere su matiz particular en otros lugares, como en el Estadio Nacional, cerca del Palacio Presidencial, donde algunos refugiados acusan a los administradores del lugar de estar desviando la ayuda.

"A nosotros no nos llega, la están vendiendo por fuera y están ganando dinero", dijo a Efe Scott Gerard, uno de los refugiados en ese campo.

Partidos de la oposición expresaron hoy también la frustración generada por la incapacidad del Gobierno para dar respuesta a la crisis, pero también la falta de coordinación en el reparto de la ayuda.

"La comunidad internacional no ha facilitado las cosas, las distintas agencias no se entienden entre sí, cada cual trabaja en su parcela sin coordinación", dijo a Efe el opositor Rony Smarth, de la socialdemócrata Organización del Pueblo en Lucha (OPL).

Por otra parte, Smarth consideró que el Gobierno de René Préval debería ser reforzado con la entrada de "elementos" de otras agrupaciones o simplemente técnicos en un momento de crisis como el que vive el país.

Mientras, los contingentes de ayuda siguen llegando escoltados por cascos azules que brindan protección en el momento de la entrega, aunque agencias de la propia ONU y, a menor escala, organizaciones no gubernamentales como Oxfam están tratando de distribuir la asistencia por medios indirectos.

Uno de ellos es el de los "salarios a cambio de trabajo", una forma de ayuda que, según sus impulsores, pone dinero en la calle para poder comprar la comida y los artículos que se venden de manera completamente caótica en la casi totalidad de calles de la capital haitiana.

"Hemos logrado llegar el pasado fin de semana a las 32.000 personas y esperamos llegar a las 100.000 pronto", indicó a Efe el portavoz de la misión del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Adam Rogers, al detallar el número de personas involucradas en las jornadas de trabajo de seis horas.

Con salarios de apenas cinco dólares diarios, una cantidad que se ajusta al promedio del país, según las agencias, se puede introducir dinero a la economía, además de involucrar a decenas de miles de haitianos en los trabajos de limpieza y desescombro.

Ajenos a todo esto y cerca del aeropuerto, en las oficinas de la Policía Judicial, convertidas en sede gubernamental tras el terremoto, decenas de medios de comunicación aguardan para conocer el destino de diez estadounidenses que están siendo investigados por un supuesto intento de secuestro de 33 niños.

"No sabemos cuánto tiempo va a tardar, ya han tomado testimonio a cinco personas y ahora están tomando declaración a otras cinco, pero no sabemos cuánto puede tardar esto", indicó a Efe la ministra haitiana de Comunicación, Marie Laurence Lassegue.

En la jornada de ayer, testificaron cinco de ellos, comenzando por las mujeres, mientras que hoy se interrogó a los cinco restantes miembros del grupo que trató el pasado sábado de sacar a 33 niños haitianos del país en un supuesto caso de secuestro.

De acuerdo a fuentes de Aldeas Infantiles consultadas por Efe, una gran parte de los familiares de los niños que han sido identificados alegaron que un pastor religioso les había ofrecido un futuro mejor para sus hijos tras el terremoto que se cobró la vida de al menos 200.000 personas.

Autor: José Luis Paniagua

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