lunes, 7 de septiembre de 2009

Hijos indeseados de coyotes.


DOVER, NUEVA JERSEY/CRISTINA LOBOGUERRERO/EDLP – Además de las inclemencias del tiempo, el maltrato, la sed y el hambre, un gran número de mujeres que cruzan clandestinamente hacia los Estados Unidos son violadas por aquellos mismos a los que les pagaron para ayudarlas a pasar la frontera.
Este es el caso de una muchacha guatemalteca, que accedió a hablar con EL DIARIO/LA PRENSA, a cambio de que preserváramos su anonimato, y que ultrajada sexualmente y ahora tiene una niña recién nacida producto de esa violación. Su conmovedora historia es similar a la que vive una gran mayoría de mujeres cuando cruzan la frontera en busca de un mejor provenir.
En voz baja, con la mirada pérdida y evidenciando un notable estado de conmoción, Lourdes, que ahora vive en Dover, Nueva Jersey, relata las peripecias de un viaje que inició obligada por “la necesidad de darle comida a mis dos hijos de siete y ocho años, que por mi situación de madre soltera se hacía cada vez más difícil de poder satisfacer”.
Lourdes, de 28 años, pagó a los coyotes los cinco mil dólares que consiguió prestados y partió de Guatemala rumbo, a lo que ella califica “el país donde podría darle mejor vida a mis hijos” el año pasado. Pero el destino le jugó una mala pasada y en camino a México fue violada sexualmente por dos coyotes en dos ocasiones diferentes.
“Nadie de los que estaban en el grupo trató de impedirlo porque los coyotes andan armados y todo el mundo tiene miedo”, aseguró. “Es algo que pasa todos los días, pero uno no se imagina que le puede pasar”, agregó.

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